domingo, julio 30, 2006

Declaraciones del Presidente en Ceremonia de Naturalización


Declaraciones del Presidente en Ceremonia de Naturalización Walter Reed Army Medical CenterWashington, D.C.
10:12 A.M. EDT, 24 de julio de 2006


EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Gracias por asistir. Gracias por permitirme regresar, general. Es un orgullo estar aquí. Realmente me entusiasma ser testigo de lo que será una ceremonia muy emocionante.

En unos momentos, estos hombres prestarán juramento para hacerse ciudadanos de Estados Unidos de Norteamérica. Como parte de la ceremonia, prometerán respaldar y defender la Constitución y las leyes de Estados Unidos de Norteamérica contra todo enemigo, extranjero o no. Ésta no será la primera vez que estos hombres hayan hecho tal promesa. Prestaron un juramento similar cuando se hicieron soldados del Ejército de Estados Unidos. Y su presencia aquí demuestra que cumplieron con su palabra para que otros pudieran ser libres.

Le agradezco al general Farmer y quiero darles las gracias a todas las personas que trabajan aquí. Estoy sumamente impresionado por la atención médica y la consideración y compasión de las personas que trabajan aquí en Walter Reed. Son ustedes un gran orgullo para nuestro país. No hay forma de decirles cuántas veces, cuando recorro Estados Unidos, hago alarde del Walter Reed y la atención médica que presta.

Le agradezco al doctor Emilio González, que tomará el juramento. Es el director del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos. Es el jefe que vino a tomar el juramento. (Risas.)
Deseo darles las gracias al coronel Deal y a todos los demás. Quiero agradecer, en particular, a las familias de estos tres hombres. Gracias por acompañarnos hoy.

A través de generaciones, nuestra nación ha permanecido fuerte y libre porque hombres y mujeres se ponen nuestro uniforme y defienden este país y defienden nuestras creencias. Estos tres hombres a los que rendimos tributo son una honra para Estados Unidos. Como aquéllos que los precedieron, cada uno de estos hombres decidió proteger nuestro país porque ama lo que Estados Unidos representa.

El técnico del Ejército Sergio López siempre quiso incorporarse al Ejército, y en 2003, se ofreció de voluntario. Después del entrenamiento básico, se mudó a Fort Hood, Texas, la sede de la Primera División de Caballería y la Cuarta División de Infantería. El técnico López luego fue enviado a Iraq. Puso la vida en peligro todos los días, al conducir entre puestos de observación y la base de operaciones de vanguardia de su unidad en la zona de Bagdad. En enero, fue herido por un artefacto explosivo improvisado.

El técnico López dice que hacerse ciudadano "representa ser reconocido por haber cumplido con mi deber, haber aportado al país, como dice el juramento, defender Estados Unidos".

Hoy, honramos al soldado raso del Ejército Eduardo Leal-Cárdenas. Fue herido cuando un artefacto explosivo improvisado destrozó su vehículo en Iraq. El soldado raso Leal-Cárdenas es un hombre de pocas palabras y es un hombre de acción. Cuando algunos pusieron en duda que volvería a caminar, se rió e inició su rehabilitación cuando todavía estaba en cama. Cuando se le pregunta al soldado raso Leal-Cárdenas lo que la ciudadanía estadounidense significa para él, sólo pronunció una palabra: Libertad.

Y finalmente, honramos al técnico del Ejército Lito Santos-Dilone. Fue herido mientras trabajaba como parte del destacamento de protección en Iraq. Conocí por primera vez al especialista Santos-Dilone en el Desayuno Nacional de Oración de Hispanos de este año. Yo estaba saludando a la gente. Tomó mi mano y dijo, "No soy ciudadano de Estados Unidos y deseo serlo". Digamos que es un hombre que sabe cómo convencer al jefe. (Risas.) Es un orgullo para mí estar aquí cuando juramente.

Somos mejores y más dinámicos cuando acogemos a ciudadanos nuevos como éstos. Actualmente, más de 33,000 personas que no son ciudadanas de Estados Unidos son parte de nuestras fuerzas armadas. ¿No les parece interesante -- ? 33,000 personas que no nacieron aquí prestan servicio militar. Y como cualquier otra persona que lleva el uniforme, conocen bien los peligros de ser parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos, particularmente tras el 11 de septiembre de 2001.

Después de ese día, promulgué un decreto ejecutivo haciendo que los miembros de nuestras fuerzas armadas que nacieron en el extranjero cumplieran con los requisitos para la ciudadanía estadounidense inmediatamente si prestan servicio activo. Para mí, tiene sentido. Si alguien está dispuesto a arriesgar la vida por nuestro país, debe poder participar plenamente de lo que nuestro país ofrece.

Mientras nuestra nación debate el futuro de nuestra política de inmigración, debemos recordar las contribuciones de estos buenos hombres, y todos los que sueñan con contribuir al futuro del país. Dice mucho sobre nuestro país el hecho de que personas de todo el mundo están dispuestas a dejar sus hogares y dejar a sus familias, y arriesgarlo todo para venir a Estados Unidos. Su talento y trabajo arduo y amor por la libertad han ayudado a Estados Unidos a ser el líder del mundo. Y nuestra generación se asegurará de que Estados Unidos siga siendo un modelo de libertad y la sociedad más prometedora que jamás haya visto el mundo.

Considero que este país puede ser una sociedad que respeta las leyes y una sociedad acogedora a la vez. Velaremos por el cumplimiento de nuestras leyes, pero también honraremos nuestra tradición de inmigrantes, que es digna de orgullo. Respaldo la reforma integral de inmigración que logrará cinco objetivos claros. En primer lugar, resguardaremos nuestras fronteras. En segundo lugar, debemos crear un programa de trabajadores temporales que brinde a los trabajadores extranjeros una manera legal y ordenada de entrar al país y realizar los trabajos que los estadounidenses no están haciendo. Debemos hacer que los empleadores se responsabilicen por los trabajadores que contraten. En otras palabras, es ilegal contratar a un inmigrante ilegal, y vamos a hacer que los empleadores rindan cuentas por ello.

Debemos resolver la situación de millones de inmigrantes ilegales que ya están aquí. No debemos otorgar la ciudadanía inmediata, ni tampoco es posible echar a la gente del país. Debe haber una manera racional, y yo propuse una vía. Y finalmente, debemos respetar la gran tradición estadounidense del crisol de culturas al ayudar a los recién llegados a asimilarse a nuestra sociedad.

El Congreso está considerando ahora una ley de reforma de inmigración; esa ley debe ser integral. Es necesario abordar todos los elementos del problema en conjunto, o no se resolverá ninguno de ellos.

Éste es un día de gozo para estos hombres, y es una alegría también para mí, estar aquí con ellos. Y es un día digno de orgullo para nuestra nación. Nos beneficiamos con tres nuevos ciudadanos hoy, hombres que conocen el precio de la libertad y están dispuestos a pagar ese precio para que otros puedan vivir libres. Es un privilegio ser su comandante en jefe, y no veo la hora de llamarlos conciudadanos.
Deseo felicitarlos por su logro. Deseo darles las gracias por su servicio. Le pido a Dios que los bendiga a ustedes y a sus familias, y que Dios bendiga a Estados Unidos de Norteamérica. Y ahora, se les tomará el juramento de ciudadanía. (Aplausos.)


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