El “DERECHO CONSTITUCIONAL A LA SALUD”
El “DERECHO CONSTITUCIONAL A LA SALUD”
Una propuesta disparatada y una propuesta inmoral
TheShadowKnows2005 dijo.
INTRODUCCION
Recientemente, el Partido Nuevo Progresista ha incorporado a su
plataforma la propuesta que se eleve el “derecho a la salud” (palabras
del partido y su presidente) a rango constitucional. Para el que no
lo entienda, eso lo que significa es que se incluya en la Constitución
de Puerto Rico una disposición a los efectos de que todo
puertorriqueño tenga el “derecho a la salud”.
En este documento, vamos a explicar por qué, en este caso, el Dr.
Roselló (quien ha propuesto cosas mucho más sensatas en otros momentos
– tanto como gobernador, como senador y como presidente de partido)
está cometiendo un error craso, muy posiblemente sin entender las
implicaciones lógicas y filosóficas de la inmoralidad que está
proponiendo.
He escogido la palabra “inmoralidad” en la oración previa con mucho
cuidado y detenimiento. Lo he hecho porque (1) muchas de las
reacciones a la propuesta empiezan con el señalamiento que “nadie
puede tener una objeción moral” a la misma, (2) la propuesta se está
promoviendo como una de “enfoque y naturaleza moral” y una que se
enfoca en el “bienestar del ciudadano” como la medida a utilizarse
para defender su existencia y (3) porque la propuesta es, de hecho y
filosóficamente, una propuesta inmoral.
Para entender el planteamiento que vamos a hacer, tienen que ocurrir
un par de cosas.
Primero, tenemos que dejar a un lado el fanatismo ciego e irracional
que hace imposible cualquier discusión racional de un tema. Si usted
“cree” (aunque sin fundamentos) que la propuesta del “derecho
constitucional a la salud” es algo “bueno” porque sí, y no puede dejar
el fanatismo ciego e irracional a un lado, entonces ahórrese tiempo y
deje de leer esto ahora mismo. Así, puede quedarse ignorante,
continuar promoviendo su posición y será feliz (aunque no tenga idea
del disparate que está proponiendo). Por otro lado, si le interesa
examinar esta propuesta de manera seria, racional y analítica,
entonces siga leyendo.
Lo segundo que tenemos que hacer es tomar un tiempo para entender el
concepto del “argumento desde la intimidación”. Esto es importante
porque mucha de la “argumentación” que se está llevando a cabo sobre
este tema sale de ahí: de la argumentación desde la intimidación.
Empecemos con la discusión de este concepto.
EL CUENTO DE LA ROPA NUEVA DEL EMPERADOR
Recordemos por un momento el cuento de “La Ropa Nueva del Emperador”.
Para refrescarles la memoria, este es el cuento de un par de
charlatanes que fueron a venderle una ropa inexistente al emperador.
El argumento de los charlatanes era que la ropa era tan bella que
solamente las personas depravadas de corazón serían incapaces de
verla.
Vamos a hacer una pequeña pausa aquí. Vamos a examinar los factores
psicológicos que los charlatanes están explotando. Obviamente, están
apostando a que el Emperador no va a querer que nadie piense que él es
una persona depravada. Y están contando con que el Emperador le va a
dar credibilidad a ellos (a los charlatanes), o sea, que les va a
creer el cuento porque los va a considerar personas serias y no como
lo que son. También están contando con que el Emperador, al darle
credibilidad a ellos (a los charlatanes), va a dudar de sí mismo… y
así es. El emperador no cuestiona lo que los charlatanes le dicen.
Tampoco cuestiona la autoridad moral que puedan tener los charlatanes
(después de todo, ellos “ven” la ropa [que no existe] que es
“invisible” para el Emperador).
Seguimos el cuento. Ante el alegato de los charlatanes, el emperador
dice que “puede ver” la supuesta “ropa bella”.
Otra pausa. Fíjense que el Emperador se rinde de inmediato ante el
alegato de los charlatanes. El está dispuesto a negar la evidencia que
le suplen sus propios ojos – que no ven ropa alguna – por tal de no
ver amenazada su propia (y precaria) autoestima. El Emperador invalida
su propia condición de estar consciente de la realidad [que realmente
no existe ninguna “ropa bella” y que los charlatanes lo que buscan es
cogerlo de idiota] por miedo a que estos tipos que alegan que “solo
los buenos” pueden ver esta vestimenta puedan tener razón.
Seguimos el cuento. El Emperador, haciéndole caso al disparate que le
han endilgado los charlatanes, y temiéndole a la “condena moral” que
le puedan hacer los dos charlatanes, decide “ponerse” la “ropa bella”
y caminar por el pueblo “exhibiéndola”. Por supuesto, el Emperador
termina caminando por el pueblo al desnudo (o “a la pelota” como
decimos por ahí). Y la gente del pueblo, temiéndole a la misma condena
moral – en este caso, del Emperador – se desviven por alabar la ropa y
exclamar más que el vecino lo “bella” que es la nueva vestimenta.
No es hasta que el Emperador le pasa por el lado a un niñito inocente,
pequeño, que dice lo que ve, sin tapujos… que se escucha la pequeña
voz exclamando “¡miren, miren, el Emperador va por ahí sin ropa!” Y
de momento, todos confrontan esa realidad que expresa el niño. No
existe la tal “vestimenta bella”. El Emperador esta “ernú” y no hay
que darle vueltas al asunto.
Pausa final. Fíjense cuán distanciado de la realidad se ubicó el
Emperador. Estaba tan lejos de la realidad, que estaba dispuesto a
caminar desnudo entre la población por tal de que los dos charlatanes
(que el tomó como tipos serios – a pesar de lo que le decían sus
propios ojos) no lo condenaran. Y fíjense como la gente del pueblo,
entrando en un pánico sicológico muy similar, siguió fomentando el
disparate por tal de que no los acusaran de ser “impuros”. No es
hasta que la honestidad, sinceridad, claridad y sencillez de un niño
se manifiesta que todos caen en cuenta de lo idiotas que han sido.
ARGUMENTOS DESDE LA INTIMIDACION
Este cuento es el ejemplo perfecto del patrón operacional del
argumento desde la intimidación. Y es el tipo de argumento que se
escucha constante y consistentemente. “¡Ah! Sólo los crueles e
inhumanos pueden condenar la existencia del derecho a la salud.”
“Muchacha, si tu no te das cuenta de las ventajas del seguro universal
no sabes na’.” “¡Oye! ¡Tú pareces que estás en contra de la salud del
pueblo!” “Se ve que no entendiste lo que se quiere hacer… parece que
no eres muy inteligente.” Y para seguir el ejemplo del cuento más de
cerca, “Sólo los brutos estarían en contra del derecho a la salud con
rango constitucional.”
Fíjense nuevamente. Ninguno de esos planteamientos presenta
argumentos de SUSTANCIA. Todos son expresiones vacías, dirigidas
solamente a INTIMIDAR. Si no crees esto, eres cruel, eres ignorante,
no te importa la vida, eres bruto, etc., etc., etc.
Estos argumentos buscan explotar la inseguridad que pueda tener la
persona. NO BUSCAN PRESENTAR RAZONES DE PESO.
Este tipo de argumento lo que busca es AMENAZAR. “Si no estás conmigo,
te saco del grupito de los favorecidos.” “Si no estás con esto, te
estás expresando EN CONTRA DE LA PLATAFORMA del partido.” “Si no
respaldas esto, NO ERES DE LOS NUESTROS.”
Esto hay que comprenderlo bien. Cuando los argumentos que se
presentan son argumentos desde la intimidación, entonces eso es una
CLARA SEÑAL DE QUE EXISTE UN VACIO INTELECTUAL. Dicho de otra manera,
como no existe un argumento racional para defender una posición,
entonces hay que recurrir a la amenaza de desaprobación para mantener
el planteamiento “vivo”.
Mantenga esto en mente mientras lee lo que vamos a exponer sobre el
disparatado e inmoral “Derecho constitucional a la salud”. Si usted
prueba los argumentos que aquí esbozaremos con los “creyentes” y le
responden con argumentos desde la intimidación, usted sabrá que está
tratando con personas que carecen de la facultad intelectual para
defender su posición en el campo de las ideas. Y si eso es así, puede
ser porque el planteamiento que se hace (derecho constitucional a la
salud) realmente NO TIENE ni base moral ni base filosófica para
sostenerse en una sociedad libre que respeta el derecho de los
hombres. Dicho eso, procedemos con nuestro planteamiento.
ANALIZANDO LA PROPUESTA
Se dice, en primera instancia, que se quiere elevar el “derecho a la
salud” a nivel constitucional. Vamos a aclarar bien la propuesta.
Primero, vamos a entender bien lo que es la Constitución.
Sobre la constitución y derechos
La constitución es un documento escrito que establece un sistema de
gobierno. Este documento establece las “reglas de juego” políticas,
los principios políticos principales y la estructura, procedimientos y
poderes de un gobierno. La constitución le da ciertos poderes a un
gobierno (a sus distintas ramas) bajo la condición que esos poderes se
ejerzan a tono con las limitaciones estipuladas en la constitución.
La constitución también busca definir la relación entre individuos y
el estado… y busca establecer los derechos de los individuos o
ciudadanos del país gobernado por esa constitución.
En el caso de los que vivimos bajo el amparo de la constitución
americana, es importante que reconozcamos y entendamos que ese
documento constituyente, esa Constitución, fue la primera que
estableció que el concepto de derechos era uno que se le aplicaba a
los INDIVIDUOS y no al ESTADO. El documento constituyente (la
Constitución) estableció que los derechos políticos que ésta define
para sus ciudadanos constituyen una limitación al poder político del
estado.
Cuando en la Declaración de Independencia se habló de ciertos derechos
inalienables… del derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de
la felicidad… estos derechos se le aplicaban al INDIVIDUO y no al
estado. Y esos derechos se incorporaron en mayor detalle en la
Constitución, con el título de la Carta de Derechos.
Los derechos que puede establecer una constitución en una jurisdicción
que se describe como libre y democrática son derechos POLITICOS. Y
como derechos políticos que son, representan unas PROHIBICIONES al
gobierno con respecto a sus ciudadanos (porque, como dijimos, los
derechos le corresponden al ciudadano).
Se prohíbe que el gobierno impida la libertad de culto. Se prohíbe que
el gobierno impida la libertad de palabra. Se prohíbe que el gobierno
impida la libertad de prensa. Se prohíbe que el gobierno impida la
libertad para tener y poseer armas. Se prohíbe que el gobierno
acuartele soldados en su casa durante tiempos de paz… y durante
tiempos de guerra sin adecuada compensación. Se prohíbe que el
gobierno registre sus pertenencias o su hogar sin la debida orden
judicial. Y así sigue…
Fíjese en esto, que es importante. La constitución le prohíbe al
gobierno ciertas acciones. NO ES que el gobierno le permite o concede
la libertad de culto. NO ES que el gobierno le permite o concede la
libertad de palabra. NO ES que el gobierno le permite o concede
cualquier derecho.
Es que se le PROHIBE al gobierno el interferir con esos derechos que
son PROPIEDAD DEL CIUDADANO por el hecho de que es hombre (en el
sentido genérico)… por el hecho de que es un ser humano. En materia de
derechos, el gobierno no tiene nada que permitir, conceder u otorgar,
porque los derechos NO LE CORRESPONDEN al estado. Le corresponden y
son inherentes a la PERSONA por su condición de ser humano.
Y nótese también que estos derechos le son aplicables a TODOS los
seres humanos por igual. No pueden existir “derechos” para unos a
costa de otros.
Repasamos.
► La constitución es un documento escrito que establece un sistema de gobierno.
► En sociedades libres, la constitución reconoce los derechos
políticos que tienen las personas (que son las “dueñas” de los
derechos).
► La constitución le PROHIBE al gobierno violar esos derechos de las personas.
► NO ES que el gobierno le concede o permite esos derechos a las personas.
► En materia de derechos, el gobierno NO TIENE NADA que conceder.
Examinando el “derecho a la salud”
Si entendemos lo que es la constitución, vamos a examinar ahora eso
que se está llamando el “derecho a la salud”.
La salud se define, en términos generales, como un buen estado físico.
En términos médicos, se define como “homeostasis”; la capacidad de un
organismo para responder de manera eficiente a retos y efectivamente
restaurarse y mantener un estado de balance. En lo que se conoce hoy
como el campo de la “medicina alterna” el término que se utiliza para
describir ese estado es “bienestar”.
La salud física es producto de una buena dieta con buena nutrición,
ejercicio regular y el descanso adecuado para la recuperación física.
La salud mental, según Webster, es “el estado de bienestar sicológico
y emocional en que el individuo puede utilizar sus capacidades
cognoscitivas y emocionales, funcionar en la sociedad y cumplir con
las exigencias ordinarias de la vida”.
¿Qué determina su salud? Pues, varios factores. Veamos algunos.
Un factor es su propia biología. Si usted ha heredado una condición
que no se detecta y que lo lleva a un derrame cerebral antes de los 20
años, no hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda
“garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor es su estilo de vida. Por ejemplo: ¿cuáles son sus
hábitos de alimentación? ¿Con qué se nutre? Si usted no se alimenta
bien… si usted insiste en mantener una dieta de “potato chips” y
Coca-Cola… o si insiste en estofarse de cuanta cosa hay, especialmente
de dulces y grasas, entonces no hay mucho que se pueda hacer. Y no
hay gobierno que le pueda “garantizar” su “derecho a la salud”, con o
sin constitución.
Otro ejemplo. ¿Hace usted ejercicios? ¿No? ¿Y combina esa falta de
ejercicios con unos pésimos hábitos de alimentación (como los
descritos en el párrafo anterior)? Y como consecuencia de eso,
¿padece usted de diabetes, o alta presión, o dolores en la espalda, o
de una multiplicidad de otras condiciones que son causadas por la
pobre nutrición y la ausencia de ejercicio? Si eso es así, entonces no
hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda
“garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro ejemplo. ¿Practica usted la higiene? ¿Acostumbra usted mantener
su cuerpo limpio para evitar la infección y la enfermedad? ¿Y evita
usted el contacto con agentes infecciosos? ¿O camina usted por ahí
despreocupado, bañándose “cuando puede”, limpiándose los dientes
“cuando tiene tiempo” y lavándose las manos “si se puede” y viviendo
en un “chiquero” porque “no tengo tiempo para limpiar”? Si no practica
buena higiene, no hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que
le pueda “garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor que puede impactar su salud es el ambiente. Si usted
viven en un ambiente contaminado, o se expone constantemente a la
contaminación (y un buen ejemplo de esto es los “atletas” que escogen
correr al lado de una calle a la hora del tapón, aprovechando para
llenar sus pulmones con todos esos gases “agradables” que salen de los
carros), pon¬drá su salud en peligro. Los residentes de Chernobyl
sufrieron dosis masivas de radiación cuando el reactor nuclear Ruso
falló… y pagaron las consecuencias de estar en un ambiente
contaminado. Acá con frecuencia se utiliza la pseudo-ciencia para
alegar contami¬naciones imaginarias, con otras agendas. Pero hay que
estar alertas a las contaminaciones reales, que sí pueden afectar su
salud. Pero si usted insiste en exponerse a contaminación, no hay
mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda “garantizar”
su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor que puede afectar su salud es la disponibilidad de cuidado
médico. Si, a pesar de sus precauciones, su buena dieta, sus
ejercicios, usted se enferma, entonces la disponibilidad de buen
cuidado médico va a ser un factor importante en su capacidad de
recuperar su salud. Este cuidado médico, dirigido a regresarlo a su
estado de bienestar, lo proveen los profesionales de la salud de
distintas ramas que le brindan sus servicios.
Ahora bien. Fíjese en algo interesante. Su salud depende, sobre todo,
de usted y sus prácticas, sus hábitos y sus estilos de vida. Usted NO
TIENE un DERECHO A LA SALUD. Usted puede lograr y mantener buena
salud como consecuencia de sus hábitos, pero el DERECHO a la salud es
una pura ficción, porque nadie le puede OTORGAR salud (para cumplir
con ese supuesto “derecho” que usted tiene).
Si usted (y Dios no lo quiera) contrae el SIDA, ¿qué gobierno le va a
regresar su salud, a la cual usted tiene “derecho”? Si le da
(nuevamente, Dios no lo quiera) leucemia, ¿qué gobierno le va a
regresar su salud, a la cual usted tiene “derecho”? Mire… la pura
realidad es que NINGUN GOBIERNO puede darle un derecho que no puede
conceder. NO EXISTE la capacidad de NINGUN GOBIERNO de concederle “el
derecho a la salud”. Eso es puro invento… pura propaganda… pura
demagogia… porque NO EXISTE tal cosa.
“Salud” y cuidado médico no es lo mismo
Ahora bien. Si usted se enferma, puede que usted desee cierto cuidado
médico. Y es posible que el gobierno, queriendo ganar simpatías con
usted, especialmente en un momento en que usted está débil y se siente
inseguro y se encuentra susceptible por su enfermedad, le “ofrezca
ayuda”. Inclusive, es posible que alguien, buscando esa simpatía, so
color de “ayudar al pueblo”, le ofrezca el “derecho de obtener cuidado
médico”.
¡Ah! ¡Pero eso es diferente! Ahora le están ofreciendo algo tangible.
El derecho a recibir cuidado médico. Pero es posible que por razones
demagógicas, o porque suena más bonito, o porque se hace “más fácil de
defender” (especialmente con argumentos desde la intimidación – “¿Cómo
es posible que estés en contra de la salud de la gente?”), o porque se
quieran disfrazar sur verdaderas implicaciones, se le cambie el nombre
a la “oferta” y se le llame “el derecho a la salud”. Pero de lo que
se está hablando es del “derecho” a recibir algo muy tangible – el
“derecho” a recibir cuidado médico.
Y ese “derecho” – el de recibir cuidado médico – se quiere elevar a
rango constitucional; o sea, se quiere incluir en la constitución como
un derecho de cada persona.
Pero fíjese que interesante. En párrafos anteriores establecimos el
rol de derechos en una constitución de una jurisdicción que reclama
defender la libertad de sus ciudadanos. Dijimos que en la
constitución se definen los derechos políticos que son del ciudadano.
Y dijimos que esos derechos representan un freno al poder del estado.
Sobre los mal llamados “derechos económicos”
Pero, nuevamente, fíjense que interesante. El “derecho” al cuidado
médico NO ES un derecho político. Es un “derecho” (y sólo uso esa
palabra porque hay políticos utilizándola para describir esto, aunque
no aplica)… es un “derecho económico”.
¿Y porque es el “derecho” a recibir cuidado médico un “derecho económico”?
Bueno, porque representa un conjunto de servicios específicos, que los
tiene que prestar alguien. Y ese alguien (o “álguienes”) tiene que ser
compensado económicamente por el servicio que está (o están)
prestando. Estos no son servicios que aparecen del aire, como arte de
magia. Alguien los tiene que prestar… y no lo puede hacer de gratis.
Pero… eso nos presenta con una situación más interesante aún. Porque
el gobierno (cualquier gobierno) NO ES una entidad productiva. El
gobierno no produce. El gobierno solamente consume.
El gobierno es una entidad parasítica que consume recursos pero no los
produce. La producción de recursos está en manos de la empresa
privada y de los ciudadanos que la componen. Es el empresario privado
el que monta el “kiosko” de la esquina o el carrito de “hot dogs”. Es
la empresa privada la que monta la fábrica para producir un producto y
emplear personas a las cuales les pagará un sueldo. Es el empresario
(o la empresaria) la que mueve la economía creando valor.
Y ese empresario o empresaria tiene el incentivo de hacer las cosas
más eficientemente y con calidad, porque si no lo hace pierde
clientes, pierde ingreso y genera pérdidas. Si no lo hace bien, va a
generar tantas pérdidas que se tiene que salir del negocio y hasta ahí
llegó. En la empresa privada, la ineficiencia, el descuido, el mal
servicio y la falta de calidad se castiga con la quiebra y terminación
del negocio.
El gobierno se dedica a quitarle a esos que producen… para entonces
gastar… o mejor dicho, derrochar. Ese quitar (o robar) lo hace
mediante impuestos y otros mecanismos. Ese dinero que el gobierno le
quita a los que producen es el dinero que el gobierno gasta. Y lo
gasta en sus distintas “empresas”.
Como el gobierno no tiene incentivos para ser eficiente y efectivo (y
una visita a cualquier agencia le va a demostrar que esto es así), el
gobierno mal-gasta el dinero que le quita a los productores, a los que
mueven la economía, a los que realmente producen valor. Y cuando mal
gasta tanto (o los gobernantes y sus alza colas se roban tanto) que se
queda sin dinero, en vez de irse a la quiebra y pagar el precio de la
ineficiencia, el gobierno lo que hace es crear leyes para quitarle más
y más a los que realmente producen.
Así que si el gobierno va a alegar que existe el “derecho al cuidado
médico”, de lo que está hablando es de imponerles otra carga más a los
ciudadanos para pagar por los servicios de cuidado médico que
supuestamente va a ofrecer. Dicho de otra manera, el gobierno va a
ofrecer ese alegado “derecho económico” contando con que puede obligar
a los ciudadanos a pagar por el mismo.
Obviamente, para imponerles esa obligación a los ciudadanos – para
poner a los ciudadanos a pagar por el “derecho” que el gobierno ofrece
– el gobierno va a recurrir a la fuerza. Acuérdese que para gastar, el
gobierno tiene que quitarles el dinero a sus ciudadanos.
Los mal llamados “derechos económicos” chocan con los verdaderos
derechos políticos La manera de justificar este robo a la fuerza es aludiendo a un
“principio mayor”. Se quiere alegar que el robarle a unos para darles
a otros es una acción “moral y ética”. Pero no podemos olvidar algo
que mencionamos al principio.
Los derechos aplican a todos. Si la constitución establece, como
derecho político, que tenemos derecho a la vida, también establece,
implícitamente, que tenemos derecho a efectuar las acciones que nos
llevan a sostener esa vida. Acuérdese que el derecho político que
usted tiene representa una limitación o una prohibición al gobierno.
Por eso es que el derecho a la vida en esencia le prohíbe al gobierno
que nos impida trabajar para generar valor y así conseguir alimento,
hogar, etc. para poder sostener nuestra vida y continuar con nuestra
“búsqueda de felicidad”. Y nos garantiza que eso lo haremos en un
ambiente libre. Y en su concepción filosófica original, eso también
significa que lo que producimos con el sudor de nuestra frente y el
esfuerzo de nuestro trabajo es de propiedad nuestra, para disponer de
ella según mejor creamos, y se le prohíbe al gobierno el convertirse
en usurpador de bienes que no le corresponden.
Camino al socialismo (con disfraz de “populismo”)
Si usted trabaja, y el producto de su trabajo usted se lo tiene que
entregar a otro, porque sí (o porque lo diga un gobierno), entonces
usted es un esclavo. Y la esclavitud es una inmoralidad.
El obligar a un hombre a entregarle el esfuerzo de su trabajo a otro,
alegando como excusa la “necesidad” del otro, es hacerlo esclavo del
otro. Y la esclavitud es una inmoralidad.
Ningún hombre tiene el “derecho” de esclavizar a otro (bajo el disfraz
lingüístico que se escoja), sin importar la necesidad.
La caridad es moral y ética, porque se basa en la acción voluntaria
del que entrega una parte de lo que tiene para ayudar a otro. Pero,
fíjese, es una acción voluntaria, no es obligada.
Cuando el gobierno empieza a declarar “derechos económicos” (que son
una falacia) lo que está es obligando a un grupo de personas a que
paguen por algo a la fuerza, para luego el gobierno (y sus
gobernantes) alegar que son ellos los que están “beneficiando a los
necesitados”.
Al hacer eso, los que en el gobierno proponen esos “derechos
económicos” (falsos, inexistentes) lo que hacen es sentar las bases
para mover al país más y más hacia el socialismo.
El socialismo es la codificación, o la estructuración, en un modelo
económico, de la esclavitud de los seres humanos a manos de otros
seres humanos. ¿Y cómo se logra esa esclavitud (que la hemos visto en
la práctica en todos los regímenes socialistas fracasados)?
El proceso es sencillo. Se crean ciertos “derechos económicos”
alegando que son necesarios para “proteger” a los que “necesitan”. Se
utiliza la fuerza del estado para conseguir el dinero para pagar por
esas “necesidades” que supuestamente se quieren aliviar (aunque luego
observamos claramente como lo que realmente se hace es conseguir
dinero para que la elite política se dé buena vida). Se van
subordinando los verdaderos derechos – los derechos políticos. Por eso
es que la consecuencia política del modelo económico socialista es el
totalitarismo. Lo que se consigue quitar utilizando la fuerza del
estado, requiere cada vez más, una adjudicación de mayores fuerzas y
poderes al estado. Por eso es que ese modelo económico siempre
culmina en un modelo político totalitario (dictatorial – con o sin
consentimiento).
Contraste esto con el modelo económico que se basa en el respeto a la
propiedad privada y el derecho que tiene cada ciudadano a su
propiedad, producto de derechos políticos que enfocan la libertad. La
consecuencia política de ese modelo económico es la democracia.
Lamentablemente, aunque nosotros empezamos por este modelo, tanto a
nivel nacional como a nivel insular, la prostitución del mismo, tanto
en inglés como en español (tanto allá como acá), nos ha movido cada
vez más cerca al modelo socialista. Pero eso lo podemos elaborar en
otro momento.
El proponer elevar a rango constitucional un “derecho económico” es
dar un paso seguro hacia un modelo socialista… que eventualmente
engendra el modelo político totalitario. Un poco de astucia en la
observación de los movimientos y las actividades políticas del país le
proveerá abundantes ejemplos de este principio en acción. Abra los
ojos y mire a su alrededor… que el que busca, encuentra.
LA GRAN INMORALIDAD DE LA PROPUESTA
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia el
socialismo, que no es otra cosa que la esclavitud económica que lleva
eventualmente a la esclavitud intelectual y política, es una
inmoralidad de orden mayor. Una acción como esa no tiene NINGUNA base
moral y NINGUNA base ética. Lo que se propone con el mal-llamado
“derecho a la salud” (que ya vimos es un disparate – porque no existe
tal cosa) es darle otro golpe más a una sociedad que una vez fue libre
pero que ha estado perdiendo su verdadera libertad en la medida en que
ha permitido que ideas malas, por más “bien intencionadas” que sean,
se implanten y tomen arraigo.
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia el
gigantismo gubernamental, y hacia la creación de dependencias
adicionales, a costa de incentivar iniciativas y esfuerzos
individuales, es una inmoralidad de orden mayor.
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia la
socialización de la medicina, y hacia el establecimiento de
precedentes para socializar otras actividades del quehacer económico,
es una inmoralidad de orden mayor.
Si usted se pregunta como es que el pueblo Venezolano se dejo llevar
por Chavez hacia un socialismo que quiere emular a la dictadura
castrista cubana, mire a su alrededor. Observe a los fanáticos
gritando “¡derecho a la salud! ¡derecho a la salud! ¡Y con rango
constitucional”. Obsérvelos gritando sin tener la menor idea de las
implicaciones filosóficas, económicas y políticas de sus estribillos
insensatos… y va a entender lo que pasó en Venezuela.
No hay peor esclavo que el que se pone sus propias cadenas. Y eso es
lo que se busca – entiéndalo su proponente o no – con esta propuesta
de “derecho a la salud con rango constitucional”. ¿No ha notado usted
el silencio sepulcral de los socialistas del país ante este
planteamiento? ¿Qué ha escuchado de los socialistas eñangota’os y
decrépitos del PIP? ¿Qué gran objeción ha escuchado de los comunistas
disfrazados y gastados del Movimiento Hostoniano (antes PSP)?
¡NINGUNA! ¡NO HAY NINGUNA OBJECION DE LOS SOCIALISTAS!
Y no debe haberla, porque esto es precisamente lo que ellos buscan. Y
ahora se lo están poniendo en la falda en bandeja de plata. Han
conseguido lo que jamás podrían lograr con el esfuerzo de sus
grupúsculos.
Esa es la gran INMORALIDAD de esta propuesta. La misma se ha hecho
sin analizar sus implicaciones ni los fundamentos filosóficos que se
utilizan para “justificarla”. Pero tenemos que decir que eso no nos
sorprende. La ausencia de convicción filosófica y de entendí¬miento
de los principios que podrían realmente contribuir a echar a este
pueblo hacia delante es parte del problema que nos mantiene en la
condición retrógrada que vivimos. La mediocridad intelectual que nos
lleva a buscar soluciones en modelos anacrónicos e inoperantes –
aunque muy convenientes para las elites que quieren mantener las
posiciones privilegiadas que resultan del socialismo práctico – es
rampante. Como no se ve diferencia filosófica fundamental alguna
entre el llamado liderazgo de las tres vertientes políticas del país –
el estadoísmo, el colonialismo (en sus variantes) y el independentismo
– no nos asombra ver como se conglomeran alrededor de soluciones
socialistas rápidas, sencillas y equivocadas. Pero al menos podemos
confrontar a los arquitectos de esta maldad con la inmoralidad
intrínseca de sus propuestas. Para que no se escondan detrás de
propósitos nobles fingidos para proponer medidas que, en sus últimas
consecuencias, ayudan a facilitar y agilizar el camino hacia la
esclavitud real.
La tragedia de esta situación reside en que los que deberían saber más
son los primeros que se hunden en el fango de la ignorancia.
NOTAS ADICIONALES:
1. Aparte del argumento filosófico, existen otros argumentos, que se
salen del alcance de esta ponencia, que demuestran la inadecuacidad de
esta “solución”. Por ejemplo, el Dr. Carlos Muñoz, economista y
experto en modelos de prestación de servicios de salud, ha señalado
recientemente, que no existe correlación alguna entre el elevar el
“derecho a la salud” a rango constitucional y la mejora en la calidad
de los servicios que se le prestan al ciudadano. Este señalamiento es
importante porque va a la esencia de una de las defensas que se hace
de la propuesta… el que va a mejorar los servicios al ciudadano.
Citando evidencia surgida de datos tomados de países vecinos que
incorporan el “derecho a la salud” en su constitución y las
estadísticas relacionadas a la prestación de servicios, el
planteamiento del Dr. Muñoz es contundente.
2. Otros planteamientos (también fuera del alcance del enfoque
filosófico de esta ponencia) del impacto en costos de una propuesta de
naturaleza también obran en contra de la idea como una solución
efectiva.
3. Resulta patético ver a algunos “defender” esta propuesta señalando
que “si a Puerto Rico se le tratara como estado”, recibiríamos
cantidades “X” de dólares adicionales que darían abasto para financiar
una propuesta como la del “pagador único” con el “derecho a la salud”
incorporado en la constitución. Lo triste de esto es que una vez más
se utiliza el argumento de la estadidad para proponer el que le
chupemos del bolsillo de nuestros conciudadanos en el continente para
financiar nuestros antojos socialistas. El análisis de este tipo de
argumento tampoco cae dentro del alcance de la ponencia hecha, pero
ese análisis puede enfocarse en otro escrito.
Recientemente, el Partido Nuevo Progresista ha incorporado a su
plataforma la propuesta que se eleve el “derecho a la salud” (palabras
del partido y su presidente) a rango constitucional. Para el que no
lo entienda, eso lo que significa es que se incluya en la Constitución
de Puerto Rico una disposición a los efectos de que todo
puertorriqueño tenga el “derecho a la salud”.
En este documento, vamos a explicar por qué, en este caso, el Dr.
Roselló (quien ha propuesto cosas mucho más sensatas en otros momentos
– tanto como gobernador, como senador y como presidente de partido)
está cometiendo un error craso, muy posiblemente sin entender las
implicaciones lógicas y filosóficas de la inmoralidad que está
proponiendo.
He escogido la palabra “inmoralidad” en la oración previa con mucho
cuidado y detenimiento. Lo he hecho porque (1) muchas de las
reacciones a la propuesta empiezan con el señalamiento que “nadie
puede tener una objeción moral” a la misma, (2) la propuesta se está
promoviendo como una de “enfoque y naturaleza moral” y una que se
enfoca en el “bienestar del ciudadano” como la medida a utilizarse
para defender su existencia y (3) porque la propuesta es, de hecho y
filosóficamente, una propuesta inmoral.
Para entender el planteamiento que vamos a hacer, tienen que ocurrir
un par de cosas.
Primero, tenemos que dejar a un lado el fanatismo ciego e irracional
que hace imposible cualquier discusión racional de un tema. Si usted
“cree” (aunque sin fundamentos) que la propuesta del “derecho
constitucional a la salud” es algo “bueno” porque sí, y no puede dejar
el fanatismo ciego e irracional a un lado, entonces ahórrese tiempo y
deje de leer esto ahora mismo. Así, puede quedarse ignorante,
continuar promoviendo su posición y será feliz (aunque no tenga idea
del disparate que está proponiendo). Por otro lado, si le interesa
examinar esta propuesta de manera seria, racional y analítica,
entonces siga leyendo.
Lo segundo que tenemos que hacer es tomar un tiempo para entender el
concepto del “argumento desde la intimidación”. Esto es importante
porque mucha de la “argumentación” que se está llevando a cabo sobre
este tema sale de ahí: de la argumentación desde la intimidación.
Empecemos con la discusión de este concepto.
EL CUENTO DE LA ROPA NUEVA DEL EMPERADOR
Recordemos por un momento el cuento de “La Ropa Nueva del Emperador”.
Para refrescarles la memoria, este es el cuento de un par de
charlatanes que fueron a venderle una ropa inexistente al emperador.
El argumento de los charlatanes era que la ropa era tan bella que
solamente las personas depravadas de corazón serían incapaces de
verla.
Vamos a hacer una pequeña pausa aquí. Vamos a examinar los factores
psicológicos que los charlatanes están explotando. Obviamente, están
apostando a que el Emperador no va a querer que nadie piense que él es
una persona depravada. Y están contando con que el Emperador le va a
dar credibilidad a ellos (a los charlatanes), o sea, que les va a
creer el cuento porque los va a considerar personas serias y no como
lo que son. También están contando con que el Emperador, al darle
credibilidad a ellos (a los charlatanes), va a dudar de sí mismo… y
así es. El emperador no cuestiona lo que los charlatanes le dicen.
Tampoco cuestiona la autoridad moral que puedan tener los charlatanes
(después de todo, ellos “ven” la ropa [que no existe] que es
“invisible” para el Emperador).
Seguimos el cuento. Ante el alegato de los charlatanes, el emperador
dice que “puede ver” la supuesta “ropa bella”.
Otra pausa. Fíjense que el Emperador se rinde de inmediato ante el
alegato de los charlatanes. El está dispuesto a negar la evidencia que
le suplen sus propios ojos – que no ven ropa alguna – por tal de no
ver amenazada su propia (y precaria) autoestima. El Emperador invalida
su propia condición de estar consciente de la realidad [que realmente
no existe ninguna “ropa bella” y que los charlatanes lo que buscan es
cogerlo de idiota] por miedo a que estos tipos que alegan que “solo
los buenos” pueden ver esta vestimenta puedan tener razón.
Seguimos el cuento. El Emperador, haciéndole caso al disparate que le
han endilgado los charlatanes, y temiéndole a la “condena moral” que
le puedan hacer los dos charlatanes, decide “ponerse” la “ropa bella”
y caminar por el pueblo “exhibiéndola”. Por supuesto, el Emperador
termina caminando por el pueblo al desnudo (o “a la pelota” como
decimos por ahí). Y la gente del pueblo, temiéndole a la misma condena
moral – en este caso, del Emperador – se desviven por alabar la ropa y
exclamar más que el vecino lo “bella” que es la nueva vestimenta.
No es hasta que el Emperador le pasa por el lado a un niñito inocente,
pequeño, que dice lo que ve, sin tapujos… que se escucha la pequeña
voz exclamando “¡miren, miren, el Emperador va por ahí sin ropa!” Y
de momento, todos confrontan esa realidad que expresa el niño. No
existe la tal “vestimenta bella”. El Emperador esta “ernú” y no hay
que darle vueltas al asunto.
Pausa final. Fíjense cuán distanciado de la realidad se ubicó el
Emperador. Estaba tan lejos de la realidad, que estaba dispuesto a
caminar desnudo entre la población por tal de que los dos charlatanes
(que el tomó como tipos serios – a pesar de lo que le decían sus
propios ojos) no lo condenaran. Y fíjense como la gente del pueblo,
entrando en un pánico sicológico muy similar, siguió fomentando el
disparate por tal de que no los acusaran de ser “impuros”. No es
hasta que la honestidad, sinceridad, claridad y sencillez de un niño
se manifiesta que todos caen en cuenta de lo idiotas que han sido.
ARGUMENTOS DESDE LA INTIMIDACION
Este cuento es el ejemplo perfecto del patrón operacional del
argumento desde la intimidación. Y es el tipo de argumento que se
escucha constante y consistentemente. “¡Ah! Sólo los crueles e
inhumanos pueden condenar la existencia del derecho a la salud.”
“Muchacha, si tu no te das cuenta de las ventajas del seguro universal
no sabes na’.” “¡Oye! ¡Tú pareces que estás en contra de la salud del
pueblo!” “Se ve que no entendiste lo que se quiere hacer… parece que
no eres muy inteligente.” Y para seguir el ejemplo del cuento más de
cerca, “Sólo los brutos estarían en contra del derecho a la salud con
rango constitucional.”
Fíjense nuevamente. Ninguno de esos planteamientos presenta
argumentos de SUSTANCIA. Todos son expresiones vacías, dirigidas
solamente a INTIMIDAR. Si no crees esto, eres cruel, eres ignorante,
no te importa la vida, eres bruto, etc., etc., etc.
Estos argumentos buscan explotar la inseguridad que pueda tener la
persona. NO BUSCAN PRESENTAR RAZONES DE PESO.
Este tipo de argumento lo que busca es AMENAZAR. “Si no estás conmigo,
te saco del grupito de los favorecidos.” “Si no estás con esto, te
estás expresando EN CONTRA DE LA PLATAFORMA del partido.” “Si no
respaldas esto, NO ERES DE LOS NUESTROS.”
Esto hay que comprenderlo bien. Cuando los argumentos que se
presentan son argumentos desde la intimidación, entonces eso es una
CLARA SEÑAL DE QUE EXISTE UN VACIO INTELECTUAL. Dicho de otra manera,
como no existe un argumento racional para defender una posición,
entonces hay que recurrir a la amenaza de desaprobación para mantener
el planteamiento “vivo”.
Mantenga esto en mente mientras lee lo que vamos a exponer sobre el
disparatado e inmoral “Derecho constitucional a la salud”. Si usted
prueba los argumentos que aquí esbozaremos con los “creyentes” y le
responden con argumentos desde la intimidación, usted sabrá que está
tratando con personas que carecen de la facultad intelectual para
defender su posición en el campo de las ideas. Y si eso es así, puede
ser porque el planteamiento que se hace (derecho constitucional a la
salud) realmente NO TIENE ni base moral ni base filosófica para
sostenerse en una sociedad libre que respeta el derecho de los
hombres. Dicho eso, procedemos con nuestro planteamiento.
ANALIZANDO LA PROPUESTA
Se dice, en primera instancia, que se quiere elevar el “derecho a la
salud” a nivel constitucional. Vamos a aclarar bien la propuesta.
Primero, vamos a entender bien lo que es la Constitución.
Sobre la constitución y derechos
La constitución es un documento escrito que establece un sistema de
gobierno. Este documento establece las “reglas de juego” políticas,
los principios políticos principales y la estructura, procedimientos y
poderes de un gobierno. La constitución le da ciertos poderes a un
gobierno (a sus distintas ramas) bajo la condición que esos poderes se
ejerzan a tono con las limitaciones estipuladas en la constitución.
La constitución también busca definir la relación entre individuos y
el estado… y busca establecer los derechos de los individuos o
ciudadanos del país gobernado por esa constitución.
En el caso de los que vivimos bajo el amparo de la constitución
americana, es importante que reconozcamos y entendamos que ese
documento constituyente, esa Constitución, fue la primera que
estableció que el concepto de derechos era uno que se le aplicaba a
los INDIVIDUOS y no al ESTADO. El documento constituyente (la
Constitución) estableció que los derechos políticos que ésta define
para sus ciudadanos constituyen una limitación al poder político del
estado.
Cuando en la Declaración de Independencia se habló de ciertos derechos
inalienables… del derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de
la felicidad… estos derechos se le aplicaban al INDIVIDUO y no al
estado. Y esos derechos se incorporaron en mayor detalle en la
Constitución, con el título de la Carta de Derechos.
Los derechos que puede establecer una constitución en una jurisdicción
que se describe como libre y democrática son derechos POLITICOS. Y
como derechos políticos que son, representan unas PROHIBICIONES al
gobierno con respecto a sus ciudadanos (porque, como dijimos, los
derechos le corresponden al ciudadano).
Se prohíbe que el gobierno impida la libertad de culto. Se prohíbe que
el gobierno impida la libertad de palabra. Se prohíbe que el gobierno
impida la libertad de prensa. Se prohíbe que el gobierno impida la
libertad para tener y poseer armas. Se prohíbe que el gobierno
acuartele soldados en su casa durante tiempos de paz… y durante
tiempos de guerra sin adecuada compensación. Se prohíbe que el
gobierno registre sus pertenencias o su hogar sin la debida orden
judicial. Y así sigue…
Fíjese en esto, que es importante. La constitución le prohíbe al
gobierno ciertas acciones. NO ES que el gobierno le permite o concede
la libertad de culto. NO ES que el gobierno le permite o concede la
libertad de palabra. NO ES que el gobierno le permite o concede
cualquier derecho.
Es que se le PROHIBE al gobierno el interferir con esos derechos que
son PROPIEDAD DEL CIUDADANO por el hecho de que es hombre (en el
sentido genérico)… por el hecho de que es un ser humano. En materia de
derechos, el gobierno no tiene nada que permitir, conceder u otorgar,
porque los derechos NO LE CORRESPONDEN al estado. Le corresponden y
son inherentes a la PERSONA por su condición de ser humano.
Y nótese también que estos derechos le son aplicables a TODOS los
seres humanos por igual. No pueden existir “derechos” para unos a
costa de otros.
Repasamos.
► La constitución es un documento escrito que establece un sistema de gobierno.
► En sociedades libres, la constitución reconoce los derechos
políticos que tienen las personas (que son las “dueñas” de los
derechos).
► La constitución le PROHIBE al gobierno violar esos derechos de las personas.
► NO ES que el gobierno le concede o permite esos derechos a las personas.
► En materia de derechos, el gobierno NO TIENE NADA que conceder.
Examinando el “derecho a la salud”
Si entendemos lo que es la constitución, vamos a examinar ahora eso
que se está llamando el “derecho a la salud”.
La salud se define, en términos generales, como un buen estado físico.
En términos médicos, se define como “homeostasis”; la capacidad de un
organismo para responder de manera eficiente a retos y efectivamente
restaurarse y mantener un estado de balance. En lo que se conoce hoy
como el campo de la “medicina alterna” el término que se utiliza para
describir ese estado es “bienestar”.
La salud física es producto de una buena dieta con buena nutrición,
ejercicio regular y el descanso adecuado para la recuperación física.
La salud mental, según Webster, es “el estado de bienestar sicológico
y emocional en que el individuo puede utilizar sus capacidades
cognoscitivas y emocionales, funcionar en la sociedad y cumplir con
las exigencias ordinarias de la vida”.
¿Qué determina su salud? Pues, varios factores. Veamos algunos.
Un factor es su propia biología. Si usted ha heredado una condición
que no se detecta y que lo lleva a un derrame cerebral antes de los 20
años, no hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda
“garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor es su estilo de vida. Por ejemplo: ¿cuáles son sus
hábitos de alimentación? ¿Con qué se nutre? Si usted no se alimenta
bien… si usted insiste en mantener una dieta de “potato chips” y
Coca-Cola… o si insiste en estofarse de cuanta cosa hay, especialmente
de dulces y grasas, entonces no hay mucho que se pueda hacer. Y no
hay gobierno que le pueda “garantizar” su “derecho a la salud”, con o
sin constitución.
Otro ejemplo. ¿Hace usted ejercicios? ¿No? ¿Y combina esa falta de
ejercicios con unos pésimos hábitos de alimentación (como los
descritos en el párrafo anterior)? Y como consecuencia de eso,
¿padece usted de diabetes, o alta presión, o dolores en la espalda, o
de una multiplicidad de otras condiciones que son causadas por la
pobre nutrición y la ausencia de ejercicio? Si eso es así, entonces no
hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda
“garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro ejemplo. ¿Practica usted la higiene? ¿Acostumbra usted mantener
su cuerpo limpio para evitar la infección y la enfermedad? ¿Y evita
usted el contacto con agentes infecciosos? ¿O camina usted por ahí
despreocupado, bañándose “cuando puede”, limpiándose los dientes
“cuando tiene tiempo” y lavándose las manos “si se puede” y viviendo
en un “chiquero” porque “no tengo tiempo para limpiar”? Si no practica
buena higiene, no hay mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que
le pueda “garantizar” su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor que puede impactar su salud es el ambiente. Si usted
viven en un ambiente contaminado, o se expone constantemente a la
contaminación (y un buen ejemplo de esto es los “atletas” que escogen
correr al lado de una calle a la hora del tapón, aprovechando para
llenar sus pulmones con todos esos gases “agradables” que salen de los
carros), pon¬drá su salud en peligro. Los residentes de Chernobyl
sufrieron dosis masivas de radiación cuando el reactor nuclear Ruso
falló… y pagaron las consecuencias de estar en un ambiente
contaminado. Acá con frecuencia se utiliza la pseudo-ciencia para
alegar contami¬naciones imaginarias, con otras agendas. Pero hay que
estar alertas a las contaminaciones reales, que sí pueden afectar su
salud. Pero si usted insiste en exponerse a contaminación, no hay
mucho que se pueda hacer. Y no hay gobierno que le pueda “garantizar”
su “derecho a la salud”, con o sin constitución.
Otro factor que puede afectar su salud es la disponibilidad de cuidado
médico. Si, a pesar de sus precauciones, su buena dieta, sus
ejercicios, usted se enferma, entonces la disponibilidad de buen
cuidado médico va a ser un factor importante en su capacidad de
recuperar su salud. Este cuidado médico, dirigido a regresarlo a su
estado de bienestar, lo proveen los profesionales de la salud de
distintas ramas que le brindan sus servicios.
Ahora bien. Fíjese en algo interesante. Su salud depende, sobre todo,
de usted y sus prácticas, sus hábitos y sus estilos de vida. Usted NO
TIENE un DERECHO A LA SALUD. Usted puede lograr y mantener buena
salud como consecuencia de sus hábitos, pero el DERECHO a la salud es
una pura ficción, porque nadie le puede OTORGAR salud (para cumplir
con ese supuesto “derecho” que usted tiene).
Si usted (y Dios no lo quiera) contrae el SIDA, ¿qué gobierno le va a
regresar su salud, a la cual usted tiene “derecho”? Si le da
(nuevamente, Dios no lo quiera) leucemia, ¿qué gobierno le va a
regresar su salud, a la cual usted tiene “derecho”? Mire… la pura
realidad es que NINGUN GOBIERNO puede darle un derecho que no puede
conceder. NO EXISTE la capacidad de NINGUN GOBIERNO de concederle “el
derecho a la salud”. Eso es puro invento… pura propaganda… pura
demagogia… porque NO EXISTE tal cosa.
“Salud” y cuidado médico no es lo mismo
Ahora bien. Si usted se enferma, puede que usted desee cierto cuidado
médico. Y es posible que el gobierno, queriendo ganar simpatías con
usted, especialmente en un momento en que usted está débil y se siente
inseguro y se encuentra susceptible por su enfermedad, le “ofrezca
ayuda”. Inclusive, es posible que alguien, buscando esa simpatía, so
color de “ayudar al pueblo”, le ofrezca el “derecho de obtener cuidado
médico”.
¡Ah! ¡Pero eso es diferente! Ahora le están ofreciendo algo tangible.
El derecho a recibir cuidado médico. Pero es posible que por razones
demagógicas, o porque suena más bonito, o porque se hace “más fácil de
defender” (especialmente con argumentos desde la intimidación – “¿Cómo
es posible que estés en contra de la salud de la gente?”), o porque se
quieran disfrazar sur verdaderas implicaciones, se le cambie el nombre
a la “oferta” y se le llame “el derecho a la salud”. Pero de lo que
se está hablando es del “derecho” a recibir algo muy tangible – el
“derecho” a recibir cuidado médico.
Y ese “derecho” – el de recibir cuidado médico – se quiere elevar a
rango constitucional; o sea, se quiere incluir en la constitución como
un derecho de cada persona.
Pero fíjese que interesante. En párrafos anteriores establecimos el
rol de derechos en una constitución de una jurisdicción que reclama
defender la libertad de sus ciudadanos. Dijimos que en la
constitución se definen los derechos políticos que son del ciudadano.
Y dijimos que esos derechos representan un freno al poder del estado.
Sobre los mal llamados “derechos económicos”
Pero, nuevamente, fíjense que interesante. El “derecho” al cuidado
médico NO ES un derecho político. Es un “derecho” (y sólo uso esa
palabra porque hay políticos utilizándola para describir esto, aunque
no aplica)… es un “derecho económico”.
¿Y porque es el “derecho” a recibir cuidado médico un “derecho económico”?
Bueno, porque representa un conjunto de servicios específicos, que los
tiene que prestar alguien. Y ese alguien (o “álguienes”) tiene que ser
compensado económicamente por el servicio que está (o están)
prestando. Estos no son servicios que aparecen del aire, como arte de
magia. Alguien los tiene que prestar… y no lo puede hacer de gratis.
Pero… eso nos presenta con una situación más interesante aún. Porque
el gobierno (cualquier gobierno) NO ES una entidad productiva. El
gobierno no produce. El gobierno solamente consume.
El gobierno es una entidad parasítica que consume recursos pero no los
produce. La producción de recursos está en manos de la empresa
privada y de los ciudadanos que la componen. Es el empresario privado
el que monta el “kiosko” de la esquina o el carrito de “hot dogs”. Es
la empresa privada la que monta la fábrica para producir un producto y
emplear personas a las cuales les pagará un sueldo. Es el empresario
(o la empresaria) la que mueve la economía creando valor.
Y ese empresario o empresaria tiene el incentivo de hacer las cosas
más eficientemente y con calidad, porque si no lo hace pierde
clientes, pierde ingreso y genera pérdidas. Si no lo hace bien, va a
generar tantas pérdidas que se tiene que salir del negocio y hasta ahí
llegó. En la empresa privada, la ineficiencia, el descuido, el mal
servicio y la falta de calidad se castiga con la quiebra y terminación
del negocio.
El gobierno se dedica a quitarle a esos que producen… para entonces
gastar… o mejor dicho, derrochar. Ese quitar (o robar) lo hace
mediante impuestos y otros mecanismos. Ese dinero que el gobierno le
quita a los que producen es el dinero que el gobierno gasta. Y lo
gasta en sus distintas “empresas”.
Como el gobierno no tiene incentivos para ser eficiente y efectivo (y
una visita a cualquier agencia le va a demostrar que esto es así), el
gobierno mal-gasta el dinero que le quita a los productores, a los que
mueven la economía, a los que realmente producen valor. Y cuando mal
gasta tanto (o los gobernantes y sus alza colas se roban tanto) que se
queda sin dinero, en vez de irse a la quiebra y pagar el precio de la
ineficiencia, el gobierno lo que hace es crear leyes para quitarle más
y más a los que realmente producen.
Así que si el gobierno va a alegar que existe el “derecho al cuidado
médico”, de lo que está hablando es de imponerles otra carga más a los
ciudadanos para pagar por los servicios de cuidado médico que
supuestamente va a ofrecer. Dicho de otra manera, el gobierno va a
ofrecer ese alegado “derecho económico” contando con que puede obligar
a los ciudadanos a pagar por el mismo.
Obviamente, para imponerles esa obligación a los ciudadanos – para
poner a los ciudadanos a pagar por el “derecho” que el gobierno ofrece
– el gobierno va a recurrir a la fuerza. Acuérdese que para gastar, el
gobierno tiene que quitarles el dinero a sus ciudadanos.
Los mal llamados “derechos económicos” chocan con los verdaderos
derechos políticos La manera de justificar este robo a la fuerza es aludiendo a un
“principio mayor”. Se quiere alegar que el robarle a unos para darles
a otros es una acción “moral y ética”. Pero no podemos olvidar algo
que mencionamos al principio.
Los derechos aplican a todos. Si la constitución establece, como
derecho político, que tenemos derecho a la vida, también establece,
implícitamente, que tenemos derecho a efectuar las acciones que nos
llevan a sostener esa vida. Acuérdese que el derecho político que
usted tiene representa una limitación o una prohibición al gobierno.
Por eso es que el derecho a la vida en esencia le prohíbe al gobierno
que nos impida trabajar para generar valor y así conseguir alimento,
hogar, etc. para poder sostener nuestra vida y continuar con nuestra
“búsqueda de felicidad”. Y nos garantiza que eso lo haremos en un
ambiente libre. Y en su concepción filosófica original, eso también
significa que lo que producimos con el sudor de nuestra frente y el
esfuerzo de nuestro trabajo es de propiedad nuestra, para disponer de
ella según mejor creamos, y se le prohíbe al gobierno el convertirse
en usurpador de bienes que no le corresponden.
Camino al socialismo (con disfraz de “populismo”)
Si usted trabaja, y el producto de su trabajo usted se lo tiene que
entregar a otro, porque sí (o porque lo diga un gobierno), entonces
usted es un esclavo. Y la esclavitud es una inmoralidad.
El obligar a un hombre a entregarle el esfuerzo de su trabajo a otro,
alegando como excusa la “necesidad” del otro, es hacerlo esclavo del
otro. Y la esclavitud es una inmoralidad.
Ningún hombre tiene el “derecho” de esclavizar a otro (bajo el disfraz
lingüístico que se escoja), sin importar la necesidad.
La caridad es moral y ética, porque se basa en la acción voluntaria
del que entrega una parte de lo que tiene para ayudar a otro. Pero,
fíjese, es una acción voluntaria, no es obligada.
Cuando el gobierno empieza a declarar “derechos económicos” (que son
una falacia) lo que está es obligando a un grupo de personas a que
paguen por algo a la fuerza, para luego el gobierno (y sus
gobernantes) alegar que son ellos los que están “beneficiando a los
necesitados”.
Al hacer eso, los que en el gobierno proponen esos “derechos
económicos” (falsos, inexistentes) lo que hacen es sentar las bases
para mover al país más y más hacia el socialismo.
El socialismo es la codificación, o la estructuración, en un modelo
económico, de la esclavitud de los seres humanos a manos de otros
seres humanos. ¿Y cómo se logra esa esclavitud (que la hemos visto en
la práctica en todos los regímenes socialistas fracasados)?
El proceso es sencillo. Se crean ciertos “derechos económicos”
alegando que son necesarios para “proteger” a los que “necesitan”. Se
utiliza la fuerza del estado para conseguir el dinero para pagar por
esas “necesidades” que supuestamente se quieren aliviar (aunque luego
observamos claramente como lo que realmente se hace es conseguir
dinero para que la elite política se dé buena vida). Se van
subordinando los verdaderos derechos – los derechos políticos. Por eso
es que la consecuencia política del modelo económico socialista es el
totalitarismo. Lo que se consigue quitar utilizando la fuerza del
estado, requiere cada vez más, una adjudicación de mayores fuerzas y
poderes al estado. Por eso es que ese modelo económico siempre
culmina en un modelo político totalitario (dictatorial – con o sin
consentimiento).
Contraste esto con el modelo económico que se basa en el respeto a la
propiedad privada y el derecho que tiene cada ciudadano a su
propiedad, producto de derechos políticos que enfocan la libertad. La
consecuencia política de ese modelo económico es la democracia.
Lamentablemente, aunque nosotros empezamos por este modelo, tanto a
nivel nacional como a nivel insular, la prostitución del mismo, tanto
en inglés como en español (tanto allá como acá), nos ha movido cada
vez más cerca al modelo socialista. Pero eso lo podemos elaborar en
otro momento.
El proponer elevar a rango constitucional un “derecho económico” es
dar un paso seguro hacia un modelo socialista… que eventualmente
engendra el modelo político totalitario. Un poco de astucia en la
observación de los movimientos y las actividades políticas del país le
proveerá abundantes ejemplos de este principio en acción. Abra los
ojos y mire a su alrededor… que el que busca, encuentra.
LA GRAN INMORALIDAD DE LA PROPUESTA
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia el
socialismo, que no es otra cosa que la esclavitud económica que lleva
eventualmente a la esclavitud intelectual y política, es una
inmoralidad de orden mayor. Una acción como esa no tiene NINGUNA base
moral y NINGUNA base ética. Lo que se propone con el mal-llamado
“derecho a la salud” (que ya vimos es un disparate – porque no existe
tal cosa) es darle otro golpe más a una sociedad que una vez fue libre
pero que ha estado perdiendo su verdadera libertad en la medida en que
ha permitido que ideas malas, por más “bien intencionadas” que sean,
se implanten y tomen arraigo.
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia el
gigantismo gubernamental, y hacia la creación de dependencias
adicionales, a costa de incentivar iniciativas y esfuerzos
individuales, es una inmoralidad de orden mayor.
El proponer elevar a rango constitucional un mal-llamado “derecho
económico”, que representa un paso más en el camino hacia la
socialización de la medicina, y hacia el establecimiento de
precedentes para socializar otras actividades del quehacer económico,
es una inmoralidad de orden mayor.
Si usted se pregunta como es que el pueblo Venezolano se dejo llevar
por Chavez hacia un socialismo que quiere emular a la dictadura
castrista cubana, mire a su alrededor. Observe a los fanáticos
gritando “¡derecho a la salud! ¡derecho a la salud! ¡Y con rango
constitucional”. Obsérvelos gritando sin tener la menor idea de las
implicaciones filosóficas, económicas y políticas de sus estribillos
insensatos… y va a entender lo que pasó en Venezuela.
No hay peor esclavo que el que se pone sus propias cadenas. Y eso es
lo que se busca – entiéndalo su proponente o no – con esta propuesta
de “derecho a la salud con rango constitucional”. ¿No ha notado usted
el silencio sepulcral de los socialistas del país ante este
planteamiento? ¿Qué ha escuchado de los socialistas eñangota’os y
decrépitos del PIP? ¿Qué gran objeción ha escuchado de los comunistas
disfrazados y gastados del Movimiento Hostoniano (antes PSP)?
¡NINGUNA! ¡NO HAY NINGUNA OBJECION DE LOS SOCIALISTAS!
Y no debe haberla, porque esto es precisamente lo que ellos buscan. Y
ahora se lo están poniendo en la falda en bandeja de plata. Han
conseguido lo que jamás podrían lograr con el esfuerzo de sus
grupúsculos.
Esa es la gran INMORALIDAD de esta propuesta. La misma se ha hecho
sin analizar sus implicaciones ni los fundamentos filosóficos que se
utilizan para “justificarla”. Pero tenemos que decir que eso no nos
sorprende. La ausencia de convicción filosófica y de entendí¬miento
de los principios que podrían realmente contribuir a echar a este
pueblo hacia delante es parte del problema que nos mantiene en la
condición retrógrada que vivimos. La mediocridad intelectual que nos
lleva a buscar soluciones en modelos anacrónicos e inoperantes –
aunque muy convenientes para las elites que quieren mantener las
posiciones privilegiadas que resultan del socialismo práctico – es
rampante. Como no se ve diferencia filosófica fundamental alguna
entre el llamado liderazgo de las tres vertientes políticas del país –
el estadoísmo, el colonialismo (en sus variantes) y el independentismo
– no nos asombra ver como se conglomeran alrededor de soluciones
socialistas rápidas, sencillas y equivocadas. Pero al menos podemos
confrontar a los arquitectos de esta maldad con la inmoralidad
intrínseca de sus propuestas. Para que no se escondan detrás de
propósitos nobles fingidos para proponer medidas que, en sus últimas
consecuencias, ayudan a facilitar y agilizar el camino hacia la
esclavitud real.
La tragedia de esta situación reside en que los que deberían saber más
son los primeros que se hunden en el fango de la ignorancia.
NOTAS ADICIONALES:
1. Aparte del argumento filosófico, existen otros argumentos, que se
salen del alcance de esta ponencia, que demuestran la inadecuacidad de
esta “solución”. Por ejemplo, el Dr. Carlos Muñoz, economista y
experto en modelos de prestación de servicios de salud, ha señalado
recientemente, que no existe correlación alguna entre el elevar el
“derecho a la salud” a rango constitucional y la mejora en la calidad
de los servicios que se le prestan al ciudadano. Este señalamiento es
importante porque va a la esencia de una de las defensas que se hace
de la propuesta… el que va a mejorar los servicios al ciudadano.
Citando evidencia surgida de datos tomados de países vecinos que
incorporan el “derecho a la salud” en su constitución y las
estadísticas relacionadas a la prestación de servicios, el
planteamiento del Dr. Muñoz es contundente.
2. Otros planteamientos (también fuera del alcance del enfoque
filosófico de esta ponencia) del impacto en costos de una propuesta de
naturaleza también obran en contra de la idea como una solución
efectiva.
3. Resulta patético ver a algunos “defender” esta propuesta señalando
que “si a Puerto Rico se le tratara como estado”, recibiríamos
cantidades “X” de dólares adicionales que darían abasto para financiar
una propuesta como la del “pagador único” con el “derecho a la salud”
incorporado en la constitución. Lo triste de esto es que una vez más
se utiliza el argumento de la estadidad para proponer el que le
chupemos del bolsillo de nuestros conciudadanos en el continente para
financiar nuestros antojos socialistas. El análisis de este tipo de
argumento tampoco cae dentro del alcance de la ponencia hecha, pero
ese análisis puede enfocarse en otro escrito.
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