lunes, agosto 14, 2006

A mí si me importa


A mí si me importa
Por Ismael Castro Negrón


La confusión en que vivimos los empleados públicos es producto directo de un plan que día a día va ejecutando el propio gobierno. El paradigma del estado benefactor y el propio balance de clases esta en entredicho. La acción premeditada utiliza frases e imagines en los medios de difusión para simular lo ficticio de la propaganda del ejecutivo.

La técnica dentro de la estructura gubernamental es el confundir e infundir miedo. El fanático político desplazar empleados de carrera para sustituirlos por afiliados políticos. La calidad y el trabajo no mejoran, en todo caso empeoran. La ineficacia del poder es abalada por decisiones de personajes de partido que lo único que tejen es su propio protagonismo.

Se trastoca lo administrativo con ingredientes ajenos al gobierno. El estado debe ser la empresa del pueblo, no lo es. El partidismo llega a lo ridículo. No importa lo que se diga lo importante es engañar. Apariencia, hipocresía no importa la honestidad.

Lo que nos lleva a indicar que no importa lo que diga la Ley, ni la filosofía democrática, el pueblo elige a unos funcionarios y estos manipulan el concepto a su gusto. Si, el gobierno es de todos los ciudadanos y el principio del merito se respeta, ¿Por qué se reclutan a puestos públicos y se sustituye personal por distinción puramente político?

El discrimen político por sexo, y embarazo esta prohibido por Ley. Sin embargo descaradamente se despiden empleados de forma ilegal con daños y perjuicios y sobre todo violentando principios fundamentales de la igual protección de la ley.

El proceso en los tribunales le cuesta un fracatán al pueblo. Un solo caso $400,000. Lo que es importante es pasar la nomina del partido de gobierno y el costo del litigio al pueblo. Esa es la justificación de personajes como Aníbal José Torres, Ex Secretario de la Gobernación, candidato derrotado a la arcadia de Orocovis y quien además ajusto sueldos en período de veda electoral sin ningún escrúpulo cuando dirigió una agencia de gobierno.

La infamia ni le cuesta, ni le importa al actual Director Ejecutivo del PPD. Sus actuaciones son su mejor muestra de lo que a mi si me importa. Su trabajo consiste en ser testaferros que ejecutan estas políticas. Los empleados de La Oficina de la Juventud fueron ajusticiados como se hace en losa países totalitarios.

Fanáticos de esta índole ejecutan estas políticas en nombre de tecnicismos inventados y so color de sana administración pública. El tribunal de justicia determino reponer esos empleados en sus puestos.

Su cinismo lo demuestra y continua hablando so color de autoridad moral que no posee. Es su falta de ética similar u igual al los modelos neonazi y comunista.

Entiendo que cabe la posibilidad de que este patrón de arbitrariedad le toque a usted. El asunto se despacha con una sonrisa. Lo realmente anómalo es que este proceder es justificado y respaldado por funcionarios electos.


Google Groups Suscribirse a perspectivaestadista
Correo electrónico:
Ver archivos en groups.google.com.pr