Las migajas para el pueblo
Según las apariencias, el pueblo se indigna cada vez que se entera de cómo algunos políticos roban descaradamente. Parece que al pueblo le molesta que los políticos roben, claro está, los del otro partido son los ladrones, ya que mucha gente parece pensar que los candidatos de su partido son inmaculados y perfectos. Algunas personas me han dado la impresión de que no les importa que los políticos roben, siempre y cuando sean los de su partido.
Todo líder necesita apoyo ciertamente, pero no ciego e incondicional para permitirle hacer cuanta cosa se le ocurra. A los líderes hay que apoyarlos con actitud analítica e inteligente, si se desvían de lo correcto hay que reprenderlos, si se mantienen en la vía recta hay que apoyarlos para que se mantengan íntegros.
En donde trabajo, mucha gente se reúne a chismosear sobre las poca vergüenzas que hacen los políticos, pero no va más allá de tan sólo ser una charla de mediodía, al igual que hablan de un asunto familiar o tal vez de una novela. Cuando digo poca vergüenzas, me refiero a bobadas inconsecuentes que haga algún político, por ejemplo: (1) que se case algún político, (2) que hay uno enamorado de otra del partido contrario. Estos temas irrelevantes son explotados extensamente por la prensa cuando quieren distraer la atención de asuntos de mayor importancia, y es una estrategia muy efectiva, ya que la gente se ocupa de hablar de la tontería, efectivamente olvidándose de atender otros temas más importantes, ya que los consideran aburridos.
Divide y vencerás es una estrategia bien conocida por los políticos de cada partido. El pueblo de Puerto Rico está dividido de un modo muy parejo en facciones que solamente sirven para vitorear a sus respectivos líderes. ¿Cuándo se detienen estas personas a reflexionar: “qué pasos toman nuestros líderes por el bienestar de Puerto Rico”? Nuestros líderes no necesitan ser geniales estrategas para dividir al pueblo en bandos de fuerza igual pero opuesta. Cuando surge un tema de importancia fundamental, sólo tienen que atarlo a los colores por partido (bien conocidos aquí en Puerto Rico), y la atención del pueblo se dirige a refunfuñar y recriminar a los del partido contrario. De este modo cancelan casi toda oposición y ellos se encargan de reducir a nada los esfuerzos de los pocos que sí los reten en sus decisiones.
Las personas que controlan el proceso de toma de decisiones en el gobierno no llegan ni tan siquiera a un 2% de la población. Si el pueblo se une y exige mayor responsabilidad de nuestros líderes, ellos tendrán que responder y actuar a favor del pueblo. Eso es lo que temen estos líderes. Temen un pueblo unido que exija que se respeten sus derechos. Este tipo de líder, que gobierna por divide y vencerás, no busca el bienestar del pueblo, tan sólo les interesa su beneficio inmediato.
Si el pueblo no se une para frenar los abusos del gobierno, no podrán quejarse cuando los políticos se repartan generosamente el botín de Puerto Rico y al pueblo solamente le arrojen migajas, para que se conformen como pordioseros. Como se decía en un anuncio hace tiempo: “no se queje, si no se queja”.