viernes, noviembre 30, 2007

Believe

Success Is Testing the Huckabee Campaign
By LIBBY QUAID
Associated Press
November 30, 2007

WASHINGTON (AP) -- The tiny campaign of former Gov. Mike Huckabee is growing so swiftly, some have scrambled to buy winter coats so they can volunteer for him in Iowa.

''Our campaign is not about high-paid consultants,'' Huckabee said Thursday in an interview with The Associated Press. ''It's about ordinary people who've come from as far away as Oregon and Florida to get to Iowa, many of whom are coming up there from Southern states where they're having to buy a coat so they can survive going door-to-door, answering phones, getting out material and signing up people for the caucuses.''

Huckabee has climbed to second place in Iowa polls despite having millions fewer dollars than his rivals. The former Arkansas governor is doing so well, his aides wonder if his campaign can keep up with the momentum.

''I think the organization has to catch up to the candidate and the candidate's message,'' said Eric Woolson, Huckabee's Iowa state director.

Huckabee, speaking with reporters in Washington, said: ''Is momentum enough? No, but if momentum turns into the ground game, the money and everything else, then yes, it is.''

''We tend to forget that at this stage of the game in 1979, Ronald Reagan was flat broke and was in fourth place,'' Huckabee said, recalling a recent encounter with campaign strategist Ed Rollins, who worked for Reagan.

''He said, 'We were so broke, we were sleeping three to a room in New Hampshire and eating peanut butter and jelly sandwiches,''' Huckabee said.

Reagan had angered the GOP establishment by challenging President Ford four years earlier, and he wasn't expected to win, Huckabee said.

''Now he's the icon, and everybody wraps themselves up in Ronald Reagan, and he's the standard bearer, you know, he's the gold standard of the Republican Party,'' Huckabee said. ''He was anything but that, prior to his election and his term.''

Huckabee's fundraising is eclipsed by that of Mitt Romney; the former Massachusetts governor has raised more than $62 million, while Huckabee has raised about $5 million.

So while voters are seeing Huckabee's first television commercials this week, they aren't seeing other typical signs of activity.

''I don't know that there will be any direct mail in the next 38 days'' from the Huckabee campaign, Woolson said.

For now, the focus is on personal contact with voters and building support one precinct at a time. Huckabee pointed to a Washington Post-ABC News poll indicating that his supporters are more enthusiastic about their candidate. Nearly half of his supporters said they definitely would vote for him, while 29 percent of Romney's supporters said they would definitely vote for Romney.

''We've got to have people who, no matter how much snow is on the ground, no matter how good the Orange Bowl is, they're going to still come out and be there with us on caucus night,'' Huckabee said.

jueves, noviembre 29, 2007

¿AMIGOS DE QUE?

¿AMIGOS DE QUE?

Por: Ismael Castro Negrón

Para Perspectiva Estadista

Las actividades de un núcleo de activistas que desafían la autoridad,es manifestación contrarias a las instituciones libres. Intentan derribar autoridad delegada y legitima, como parte del sistema de participación mayoritario, institucional y Constitucional. Los frentes funcionan al margen de la Ley y pretenden suprimir la libertad y depaso la mayoría.

Se esconden en la apariencia de "legítimos representantes del pueblo",se auto proclaman, "Amigos Del Pueblo", la realidad es que sonenemigos del pueblo trabajador y sus acciones lo demuestran. No respetan la estructura legal, ni las instituciones de instituidas, que respalda el pueblo en la urnas. Mucho menos el Modelo de convivencia democrática que intentan ridiculizar y destruir.

Autoritarios, Inadaptados políticos y sociales, sin verdaderaautenticidad y poder, detrás de mascaras, realizan protestas y ocupan edificios como los Del Paseo Caribe. So color de tribunal del Pueblo,que no es otra cosa que la burda imitación de los llamados comités revolucionarios de Cuba.

Quieren ahora, amedrentar a los inversionistas, al pueblo y a las instituciones de la empresa libre, so color de rescate y so color deque son amigos de la cultura y de l mar. ¿AMIGOS DE QUE?

Detrás de su mal formada apariencia esconden su verdadera naturaleza política, intentan sustituir el proceso de los verdaderos Tribunales,irónicamente y una vez más apoyados por Abogados izquierdistas. Igual de militantes y a sabiendas actúan y dirigen la estrategia legalista para proteger al grupúsculo de antiamericanos.

Son renegados Marxista y Stalinistas detrás de estos, que realizantodos estos actos dirigidos a socializar y colectivizar terrenos. Sitienen la intención real de sostener prueba directa, que expongan la ilegalidad del proyecto aludido, a través del único tribunal del Pueblo en un verdadero proceso judicial y con autoridad delegada constitucionalmente. Todo lo demás es propaganda para minar la confianza del pueblo en la Democracia y sobre todo en las verdaderas instituciones y Tribunales del Pueblo.

Estos argumentos tenemos que exponerlos cada uno de nosotros entre la población, a los fines de que estas Acciones de una sola dirección, y de imponer su voluntad o solución socialista, se denuncie y secuestione. Sus soluciones radicales y revolucionarias tiene una sola exigencia imponerse sin reparos.

No podemos auspiciar las actitudes que a todo dar y sin reglas se quieren imponer a como de lugar. Si no se salen con la suya y de lo contrario amenazan con desobediencia civil y alterar el orden y la Paz. Eso es así porque ellos estan por encima de la Ley y si tienen que desafiar u violar la Ley es a su antojo, lo que van a hacer de todas formas.

Cuando encuentran resistencia comienzan a decir que ellos no quieren hacerles daño a los trabajadores. Con actitud arrogante desafiarte,engreída, en sus planes de activismo preplaneado, incluyen acto de intimidación político, táctica aprendida de delincuentes para neutralizar oposición.

Siempre resulta lo mismo, llamar la atención y estan cubiertos por un sector de la prensa del territorio que es parte de sus actividades.No deben quedarnos dudas. Cuentan con colaboradores y agente internos en el gobierno, que los protegen y los auspician. Eso quedo evidenciado en la Grúa de Paseo Caribe y el montaje de Tito Kayak.

Este frente resulta ser uno de los que opera para mantener una guerrá política constante contra los inversionistas. En los Años 80 grupossimilares utilizaban explosivos para sus acciones. Delito que han estado descartado aunque no dudamos podrían utilizar radicales denuevo. Lo único que les persuade es la nueva Ley antiterroristanacional.

Apariencia de moralidad y legalidad, de este embeleco que opera al margen de la Ley y el orden quienes mandan el mensaje, desean que sepamos que ellos son parte desplazan al verdadero gobierno del pueblo. Paralelo operan con la denominada Sociedad Civil. Desafían la libertad de la mayoría para imponer el desorden de esa minoría. Son totalitarios vestidos de ecologistas y de defensores del pueblo.Tienen un problema insalvable el pueblo conoce sus inatenciones.

Este es el patrón y sabemos que los trabajadores estan tomando nota y conciencia y tendrá efectos en el futuro, si continúan en esa dirección y tendrán una gran resistencia, cuando esa mayoría que trabaja se sienta aludida como clase y reacciones ante este tipo de táctica ilegal y abusiva tendremos un escenario que nos va a definir,quienes son sin mascara los llamados amigos del pueblo.

martes, noviembre 27, 2007

Mike Huckabee on Energy Independence

Environment

Rudy Talks Energy Independence

Governor Romney On Energy

Candidatos a Comisionado en Carolina

Estimados Compañeros: Este 28 de noviembre de 2007 estaremos todos reunidos en el Carousel en Carolina para participar en el foro donde todos los candidatos a Comisionado Residente en Washington expondran su plataforma de trabajo que llevaran consigo al Congreso.

Los invito a ir y demostrar nuestro apoyo y entusiasmo.

Antonio Velázquez, Administrador de Perspectiva Estadista

domingo, noviembre 25, 2007

Public Schools Make Children into Dumb Slaves

reference: http://linkstofreedom.blogspot.com/2006/12/public-schools-make-children-into-dumb.html


The following is a 1980 article by Walter Karp, entitled The Teaching of History:

Writing American history is a harmless occupation, but teaching it to American schoolchildren is a political act with far-reaching consequences. The reason for this is clear. You cannot recount the past without making fundamental political judgments, and you cannot deliver those judgments in a classroom without impressing them deeply on the minds of future citizens. Children know a great deal about many things, but about public affairs they know virtually nothing. Most of us carry to our graves scarcely altered the political lessons we imbibed half-consciously from long-forgotten history textbooks. Professors of American history erect Gothic cathedrals of erudition on political axioms acquired from their fifth-grade "social studies" readers. To teach American history to a great mass of American schoolchildren is to exercise genuine political power. Yet of all forms of political power, the power to teach history to children is the only one Americans have handed over without a struggle to a remote and unaccountable few, commonly known as the educational establishment. America Revised, by Frances Fitzgerald, [subtitled "History Schoolbooks in the Twentieth Century." 240 pages. Atlantic/Little, Brown, $9.95] is an attempt to describe what the educational establishment has done with that power through the years.

Fitzgerald’s main achievement is the scutwork. She has pored through the pages of hundreds of musty American history textbooks, something nobody, I believe, has ever done before. She describes their contents, delineates their overall "philosophy," and shows how they changed from generation to generation. About what it all signifies, however, she has only confused and contradictory notions. She never really understands that her subject is the education--and miseducation--of a self-governing people. Still, Fitzgerald’s material is invaluable; when cast into a political history of which Fitzgerald seems blissfully ignorant, it reveals a great deal about the way we are currently ruled.

Subverting True Political History

The history begins just before the turn of the century, when the first school managers powerful enough to impose their conception of history on a large number of children introduced the first American history text to the public schools. Until then what little history American schoolchildren learned they had direct from their schoolmarms by way of a sort of oral tradition. What they learned, however, they learned so well that historian Mark Sullivan blamed nineteenth-century schoolmarms for delaying our entry into the First World War. The only history they taught, Sullivan complained in his six-volume chronicle Our Times, was the American Revolution, and the way they taught it had made it impossible for most Americans to believe that England was fighting for "democracy against autocracy" in the trenches of France. The schoolmarms' American Revolution is readily reconstructed. On one side stood the tattered sons of liberty, whose forebears had come to an unknown continent in search of religious freedom. On the other side stood a tyrannical king and his arrogant Redcoats, foredoomed in their pride to a stunning defeat. What better way than this to inculcate love of liberty and hatred of tyranny in the future citizens of a free republic?

Since American educators always claimed they were providing "training for citizenship," the first history textbooks might have been expected to fortify the oral tradition of the schoolmarms. In fact, they did exactly the opposite. According to Fitzgerald, the first history text taught children that the colonists had come to America for "commercial motives" and not for religious freedom at all. With that premise laid down, Fitzgerald writes, the texts "looked on the American Revolution as a matter of practical politics more than anything else." Instead of the sons of liberty, the pioneer texts offered the sons of the dollar; instead of a revolt against arbitrary power, squalid maneuvering for economic advantage. The obvious lesson of these texts is that Americans who profess to fight against tyranny are probably hypocrites trying to make money, an excellent lesson if you happen to favor tyranny. Such was the "citizenship training" offered by the pioneer textbooks. Most American schoolchildren never read them, however, since they were used exclusively in a few big-city school systems "to Americanize" (as the phrase went) the children of immigrants. The first exercise of the power to teach history was an attempt to corrupt the utterly defenseless. It was also a harbinger of what was to come.

"Americanizing" native Americans was a far more delicate problem, and educational leaders were long reluctant to try it in any systematic way. The problem became inescapable, however, in the early years of the twentieth century, when, for the first time, Americans in large numbers began attending public secondary schools. This new turn of events, so far from being a source of pedagogical satisfaction, threw educators into a panic and set off the greatest crisis in the history of American education. The crisis was this: the public secondary schools, which had catered chiefly to the well-to-do and successful, adhered to a traditional liberal arts curriculum of "history, language, and literature--the "arts that liberate," as Montaigne has called them. With the children of ordinary people attending high school, American educators found themselves face to face with a specter that had haunted Europe for a century: the danger of educating people beyond their station, or, as the National Education Association preferred to put it, leading them "away from the pursuits for which they are adapted." The danger was largely political. By teaching the liberal arts to commoners, the new secondary schools might well become the spawning ground for popular tribunes, politically ambitious guttersnipes, and similar dangerous malcontents. As J. E. Russell, head of Columbia University Teachers College, put it in 1905: "How can we justify our practice in schooling the masses in precisely the same manner as we do those who are to be their leaders?"

Something had to be done quickly or democracy might one day break out. Educational leaders quickly worked out a solution. Let the secondary schools teach the children of workers what was fit only for workers. As Woodrow Wilson, president of Princeton, sternly advised the Federation of High School Teachers: "We want one class of persons to have a liberal education and we want another class of persons, a very much larger class of necessity in every society, to forgo the privilege of a liberal education and fit themselves to perform specific difficult manual tasks." Since there was no way to stop "the masses" from entering high school, the only way to meet the crisis, in short, was to prevent them from learning anything liberating when they got there. Instead, the educational leaders said, the new secondary schools should offer vocational training in particular and something called industrial education in general. This, the influential Douglas Commission said in 1905 was a "new idea" in education, and in truth it was. Until ordinary Americans began attending secondary school, no secondary school in the civilized world had ever seen fit to teach its students a trade. Fitzgerald attributes this vulgar innovation to the supposed fact that lofty university presidents like Wilson and Russell had lost their influence over public education--a perfect example of thoughtless snobbery.

The "new idea" must have been somewhat perplexing to schoolmarms of the old-fashioned sort. The public schools were supposed to train citizens, yet here were the country's leading educators--"we"--insisting they regard their pupils not as future citizens but as future working hinds, whom Charles W. Eliot, president of Harvard, urged teachers to "sort" by their "evident or probable destinies." If the schoolmarms were troubled, however, a stalwart band of educational reformers stood ready to reassure them that training Americans for their industrial "destiny" was the heart and soul of "democratic" education. By far the most important of the reassurers was John Dewey.

The "Realistic" Education of John Dewey

Neither the subtle reasoning, nor the ardent idealism of the famed educator mattered much in the history of American education. What proved important were a few of his salient principles. Suitably adapted, they have supplied educational leaders with the lasting framework for a pedagogical system designed to prevent "the masses" from ever learning in a classroom what a free people ought to know. For that purpose, Dewey's most important contribution was his conviction that democracy has little to do with politics and government. Democracy, according to Dewey, was "primarily a mode of associated living," which for most Americans chiefly meant working together in factories. Having stripped democracy of its political character, Dewey and his colleagues, who prided themselves on their "realism," went on to redefine it as "industrial cooperation." With this new, "realistic" definition, they effected a permanent pedagogical revolution. For one thing, it enabled the Deweyites (and more interested parties) to sever the venerable ties that bound the common schools to the needs and requirements of popular Government. The schools were to be adapted instead, Dewey wrote in 1897, "to the circumstances, needs, and opportunities of industrial civilization." Instead of the American Republic, the American economy would call the tune. The new "realistic" definition of democracy even stripped public education of its theoretical republican objective, which was, as Jefferson had said, to teach future citizens "how to judge for themselves what will secure or endanger their freedom." Such knowledge was unlikely to enhance, and might well impair, "industrial cooperation." The new object of "democratic" education, Dewey said, was to teach every child "to perceive the essential interdependence of an industrial society." Thus instructed, the future citizen (i.e., factory worker) would develop what Dewey called "a socialized disposition."

With economic "interdependence" as its subject and a "socialized" worker as its goal the new "democratic" curriculum had little place for history. For political history, which recounts the diverse deeds of men, there was to be no place at all. Jefferson had urged the schools to teach children political history so that Americans might "know ambition under all its shapes and [be] prompt to exert their natural powers to defeat its purpose." From the political past they would learn to detect the would-be despot wearing the cloak of the popular tribune and the oligarchy masquerading as the enlightened and the elect. How could free men protect their liberties if they never learned from political history that liberty, in fact, has ambitious enemies? To Dewey, on the other hand, political history was "undemocratic" (and Fitzgerald wholeheartedly agrees with him) precisely because it deals with the deeds and intentions of ambitious men. The doings of the high and mighty, in Dewey's "realistic" view, were no business of American schoolchildren, who were to share in the public life of America by leading "a socialized life" in the American work force. Instead of political history they were to be given "social studies,”, which would teach them, among other industrial matters, about the modern division of labor ("how milk is brought to the city") and, in the loftier grades, about the "evolution" of American industry. Given such instruction, Jane Addams noted in her 1902 work Democracy and Social Ethics, American children would not only develop a cooperative disposition, but they would find their adult toil "much more exhilarating," realizing, as they did, the useful slot they were filling on the national industrial "team."

Stripping Deweyite "realism" of its idealistic trappings proved but the work of a moment to the educational leaders, who knew a good thing when they saw one. In 1911, a committee of the National Education Association, the largest and most influential of the teachers' organizations, urged the nation's high schools to drop history altogether, on the Deweyesque grounds that it failed to promote the "social efficiency" of the ill-bred. Social studies, history's fledging rival, would be better able, said the committee quite correctly, to "accommodate youngsters to existing conditions." That was not what Dewey had in mind, but it was latent in his "cooperative" precepts, and the educational leaders were not the only ones to realize it. Revealingly enough, the first public-school system organized on Deweyesque lines was established in 1907 in Gary, Indiana, a one-year-old company town founded by, and largely in thrall to, the U.S. Steel Corporation. J. P. Morgan knew a good thing when he saw one too. So did the United States Congress. Under President Wilson's leadership, it began funding "vocational education" in the public schools, the first serious federal attempt to shape the content of public education.

To the purblind Deweyites political history was elitist; to the powerful few it was politically dangerous--then and always. "Throughout history," as Fitzgerald rightly notes (though, alas, only in a passing remark), "the managers of states have with remarkable consistency defined good citizenship as a rather small degree of knowledge of, and participation in, public affairs." To replace political history with Deweyite social studies was the perfect means of meeting the educational requirements of the powerful. In social studies, American youngsters would learn that America was chiefly an industrial system and not a republic at all, that a "good citizen" is a worker who gets up when the alarm clock rings and speeds to his job on time. In social studies, too, they would learn that the "real" history of America is the "development" of American industry--history without politics in it, which teaches the most corrupt of political lessons, that politics does not matter. Pedagogical wit could scarcely devise a better instrument for ensuring "a rather small degree of, and participation in, public affairs. To replace political history with social studies has been the abiding goal of America's educational leaders since ordinary Americans began attending high school. Interestingly enough, it took them more than half a century to register a complete triumph.

Industrial Education

Fitzgerald does not try to explain why American parents, teachers, and local school boards resisted, circa 1911, what Americans since 1965 have accepted without demur. The general explanation, perhaps, is that corrupting a venerable republic is not the work of a day.

For one thing, the "new idea" of industrial education was a new idea seven decades ago. At the time, millions of Americans believed strongly that America was a democracy corrupted by industrial capitalism, alias "the money power." That America was nothing more than industrial 'capitalism--the essential axiom of social studies and Deweyism--had never crossed their minds. Indeed, it was still a fairly new idea even to advanced intellectuals. Americans were still a political people who thought in political terms. Samuel Gompers, the British-bred trade unionist, used to complain bitterly about the political proclivities of America's trade-union members. Instead of "bargaining at the workplace," as all good workers should, they insisted on contesting elections, backing insurgent candidates, and behaving for all the world as if they were citizens. Not surprisingly, Gompers was an ardent champion of "industrial education." Because Americans thought in political terms, they cared greatly about "the money power" but little about the division of labor. As for history, the only idea they had of it was political. In a history book you read about armies, wars, generals, rulers, heroes, and villains--George Washington on the one hand, George III on the other. What social studies was designed to root out of the popular mind had yet to be rooted out when the NEA urged the high schools to replace history with social studies.

The old habits of thought would no doubt have proved a flimsy barrier had the educational leaders enjoyed in 1911 the power to impose their will on America's decentralized public education. Today, a quite small number of educators have virtually unchecked sway over the curriculum of America's public schools, which have become, as one educator put it in 1962, "a monolith under oligarchic control." The "textbook philosophy" (Fitzgerald’s phrase) the educational oligarchy propounds is the "philosophy" the textbook publishers dispense--one that the large majority of school districts will buy, and pass on to the overwhelming majority of students. In 1911 the educational elite had no such sweeping power. Local control of the common schools, though waning, had not yet become a sham. To a degree, it could still meet the purpose for which it was originally intended: preventing the "managers of states" from teaching a republic's children that "good citizenship" consists in "a rather small degree of knowledge of, and participation in, public affairs." The usurpation of local control in the years after World War I was to be an essential element in the corrupting of a venerable republic.

Events on the national political stage proved a still more formidable barrier to the designs of the educational leaders, and almost derailed them completely. When "industrial education" was first concocted, Americans had seemed a thoroughly defeated people. A handful of finance capitalists controlled the economic arteries; a disciplined Republican party held national politics in thrall. A powerful few seemed to reign supreme in virtually every career and profession. America, as Henry Cabot Lodge said at the time, had at last become "an aristocratic republic." Then, quite suddenly, middle-class Americans awoke from their slumber and discovered that they were as powerless as everybody else. To the shock and dismay of Lodge--who thought it the end of civilization as he knew it--middle-class Americans, a complacent bourgeoisie for decades, began pouring into the public arena, determined to overthrow "the machine," to curb monopoly and bring the "money power" to heel. Just when the leading educators were urging the schools to look on America as an "industrial society," middle-class Americans who did the teaching, served on the school boards, and voted in the school board elections--had suddenly remembered that America was a republic, and an endangered one at that.

Traditional modes of thought, the absence of an educational oligarchy, and the middle-class political revolt combined to produce a surprising result. Although the new "industrial" pedagogy made rapid headway, America's schools, despite the united urging of big businessmen, trade unions, and leading politicians, refused to let go of history. Instead they fortified the curriculum with the only American history texts ever used that were not intended to corrupt future citizens. These texts flourished in the years between 1910 and 1930, which Fitzgerald terms the "Hundred Flowers" era of American history texts. Written by trained historians, representing diverse points of view, the new texts, born of the Progressive revolt, were intensely political and remarkably free of cant. Their virtues are well worth noting, because eliminating those virtues was to be the immediate task of the educational establishment, which had to put off for another generation the extinction of political history.

Subverting the Threat of Real Political History

The most popular textbook of the period was American History, by David Saville Muzzey, first published in 1911. It was the antithesis of "industrial education" in every respect, since the grand lesson of Muzzey's text was that politics matters greatly, and matters to every citizen. Muzzey's readers learned, first and foremost, that the actions of people made American history and that the high and the mighty, in fact, have power--a liberating truth in itself. Moreover, the powerful bore constant watching, for villainy was not unknown in high places. In Muzzey's history President Polk, for one, was a bastard who instigated an unjust war with Mexico in order to grab some territory. Readers of Muzzey learned that democracy in America, too, bore watching. Indeed, Muzzey's history of America is largely the history of the vicissitudes of democracy. A Yankee Republican of the old school, Muzzey seems to have viewed all modern life as one giant menace to liberty and self-government. The major problem of the age, he warned young readers, was "the corruption of the government by the money power." American democracy needed defending, and it had nothing to do with industrial cooperation.

Muzzey's most successful rival was Willis Mason West, whose textbook American History and Government, published in 1913, seems to have been a rejoinder to Muzzey's. Whereas the latter thought democracy in America had gone from a Golden Age to the dogs, West, more a man of the Left, commenced his history with the bold assertion that "democracy has as yet been tried only imperfectly among us." Politically divergent though they were, the two leading texts agreed on the main point. American history was essentially political history, and the dramatic theme of that history, the impulse of political life and the catalyst of action, was the struggle over democracy itself.

While texts such as these were circulating, (often in watered-down revisions), the educational leaders seem to have bided their time until they were powerful enough to eliminate from the curriculum history lessons so inconducive to "social efficiency" and so unlikely to "accommodate youngsters to existing conditions." All through the post-Versailles years the nascent educational establishment, backed by state legislators, strengthened its hold on the public schools and on the schools that train public-school teachers. During those years the number of local school districts was cut from 120,000 to less than half that number. State educational commissions were established to reduce still further the formal autonomy of the remaining districts. By a dozen different devices--licensing laws, state guidelines, and so on--control of the curriculum passed completely out of the hands of citizens and into the grip of an increasingly tight-knit, ingrown professional oligarchy. All it needed to emasculate the lingering "Hundred Flowers" tradition was a sharp change in the political atmosphere. With the outbreak of World War II, the oligarchy struck at once, and the tradition, Fitzgerald says, came "abruptly" to an end. For the next twenty-five years every new textbook used in the schools was written on the assumption that its readers were potential subversives.

In the new textbooks, which soon swept the country, political history became a hollow and meaningless form. Politics was reduced to acts of government, and villainy in high places vanished from the past. All American wars were now righteous and all American Presidents virtuous men who did, Fitzgerald writes, "as well as could be expected given difficult circumstances." Imperialism, a term freely applied in the earlier texts to America's seizure of the Philippines, was now reserved exclusively for overseas ne'er-do-wells. Jingo nationalism, refreshingly absent in the "Hundred Flowers" era, pulsated through every page of the new propaganda texts. "There is a fascination with patriotic symbols," Fitzgerald reports, "the flag, Independence Hall, the Statue of Liberty." Readers were adjured to accept, admire, and adore virtually everything about America except its republican institutions. In the new propaganda texts--and this is the telltale of their calculated corruptness--democracy ceased to be the theme and catalyst of American history; it excited no strife, inspired no banners, and suffered no defeats. Instead it became the fixed and unchanging attribute of the United States, like the spots on a leopard--"a Platonic form abstracted from history," as Fitzgerald well puts it. Severed from history, democracy ceased to be menaced by anything except foreign enemies and their domestic agents, whose activities in the neighborhood, one textbook advised, should be promptly reported by "young people" to the FBI, "in line with American traditions."

Even as a "Platonic form," however, democracy was too dangerous to describe at length. From the new textbooks readers learned that democracy meant the right to vote and nothing more, a definition that does not distinguish America's republican institutions from the totalitarian politics of the Soviet Union. Even reduced to a nullity, democracy, to the educational establishment, was still too dangerous to praise too highly. The fear that citizenship might break out haunts the pages of the propaganda textbooks. Instead of lauding democracy. the textbooks found subtle ways to denigrate it. One of the major texts of the era, Fitzgerald says, "concludes with an essay extolling the virtues of freedom not for its own sake but merely as the greatest asset in the world struggle." A more common technique of denigration was the textbooks' insistence that what was truly great about America was its enormous gross national product. The textbooks, Fitzgerald says, were "far more enthusiastic" about the GNP than about the Bill of Rights. Without eliminating political history entirely, the textbooks, which devoted considerable space to "industrialization," were hearkening back to the corrupt basic tenet of Deweyism--that America was not a republican polity but, far more important, an industrial system. Times had changed, however. Whereas "cooperation" had been the dubious deity of the original industrial pedagogy, the new deity enshrined in the propaganda texts was productivity pure and simple. One prominent junior-high-school history text argued, for example, that slavery was not all that bad because it alleviated America's chronic shortage of labor. Whereas Lincoln had said that if slavery were not evil then nothing was evil, this modern school text, still in use ten years ago. taught children that nothing is evil if it enhances production--the common principle of the capitalist, the commissar, and the tyrant.

The Extinction of Political History

Such were the corrupt history textbooks the educational oligarchy inflicted on a republic's children, from the bombing of Pearl Harbor to the bombing of North Vietnam. Around 1965 that textbook era, too, came to an end with what Fitzgerald calls "the most dramatic rewriting of history ever to take place" in America. The cause of this eludes her, but it, was quite obviously the civil-rights movement that provided the main spur for revision. At a stroke it exposed the sham of the propaganda textbooks. American democracy could hardly remain a "Platonic form abstracted from history" while Americans were out in the streets and on the hustings fighting for political liberty. Moreover, insurgent blacks demanded a place in the history texts, which had ignored their very existence for decades. Thanks to the civil-rights movement the time was peculiarly ripe for restoring to American classrooms a deeper and more exacting political history than even Muzzey and West had provided. Here was yet another educational crisis, almost comparable to the construction of high schools at the turn of the century. Educational reformers hit on a solution at once. If the corrupt political-history texts were doomed, what American schoolchildren should get in their stead was no political history at all.

One group of reformers, known as "The New Social Studies Movement," urged the educational establishment to teach sociology instead of history. Whereas the established social studies made do with crude notions such as the division of labor, the New Social Studies would teach budding scholars how to use such refined social-science concepts as "role," "status," and "culture." This, the reformers said, would sharpen their "cognitive skills," as it had so manifestly done for professors of sociology. The American past could remain in the curriculum, but only as a "laboratory for testing social-science concepts," to quote a New Social Studies manifesto. Grinding American history into sociological mush readily recommended itself to the educational bureaucrats in the Kennedy Administration, which supported the endeavor with the customary avalanche of grants.

A second group of reformers urged the school managers to offer textbooks that were "relevant" to the immediate problems of "disadvantaged" minorities. What these disadvantaged needed, their self-appointed spokesmen said, were history texts that enhanced their ethnic and racial "pride." Since no political history of America could possibly make anyone proud of being scorned, proscribed, betrayed, or enslaved, the new ethnicity, too, won rapid and pious approval. Through a judicious blend of "social-science concepts" and sops to ethnic pride, the educational establishment has found another way to secure "a rather small degree of knowledge of, or participation in, public affairs." It is not really new, however. It is simply the old industrial education dressed up in a new disguise.

As in the old industrial pedagogy, the first principle of the contemporary textbooks is that America is not a republican commonwealth. It is merely a society like a dozen others, including outright tyrannies and totalitarian regimes. That, of course, is fundamental to any system of corrupt education in America, as educational leaders had realized more than half a century before. Over the years, however, industrialism had lost its savor. The new America of the textbooks is not an industrial society anymore. It is now, Fitzgerald says. a "multiracial. multicultural society" composed of distinct ethnic groups and races, each with its own history, achievements, and heroes--Cesar Chavez for Mexican-Americans, for example. This new textbook America, with its "multiple perspectives," Fitzgerald regards as an intellectual advance over the "outdated" view of America as a nation-state. On the other hand, she notes, taking both sides of every issue from sheer inability to decide what is important and what is mere cant, this new textbook America is indistinguishable from Yugoslavia, or, for that matter, the Ottoman Empire. America's future citizens, previously taught to regard themselves as workers, are now taught to regard themselves as ethnic tribesmen--"We're family"--who must learn to live harmoniously with other tribes cohabiting on the North American continent and especially with American Indians, who, being the most tribal, are the most admired figures in the contemporary history texts. Millions of young American's, for example, know more about Ishi, the last "wild Indian"--he was captured in 1911--than they do about the Founding Fathers. A number of contemporary history texts begin with glowing accounts of the Aztecs and the Mayans in line with the basic textbook principle that America is a lot of tribes living in North America. "Poor Columbus," Fitzgerald writes. "He is a minor character now, a walk-on in the middle of American history." So, too, is the American republic.

Like the old social studies of "industrial development," the new history texts offer a past shorn of politics and virtually devoid of people. The educational leaders have at long last triumphed over the very idea of political history. In the new textbooks no man and no deed is responsible for anything. History, in the social-science "laboratory" of the textbooks, is now the product. Fitzgerald says, of "impersonal institutions and faceless social forces," which she regards as more "democratic" than political history--exactly what it is not and can never be. On the other hand, she is dismayed to discover that "there is no known case of anyone's creating a problem for anyone else" in this wonderland of abstractions. It is impossible for anyone to do so. In the new sociologized history texts, no human being has ever enjoyed sufficient power to do anything for good or ill. Famous men, in this "democratic history," are loci of impotence with illustrious names attached. Watergate, in the latest texts, is something that happened to Richard Nixon, and history in general is a slew of forces, pressures, and disasters inflicted by fate on the high and the mighty, who appear as hapless men of goodwill. "There are," Fitzgerald says, "no human agencies left."

To erase every trace of human action, the textbooks perform prodigies of verbal mendacity. In one typical textbook, Fitzgerald says, the authors attribute the "problems" facing post-Reconstruction America to "the era of Reconstruction," as if an "era" can possibly cause anything. In the no-action history of the textbooks, abstractions do everything because humans are forbidden to do anything. At all costs the readers must never be allowed to suspect that people are capable of making a difference. Like the Stone Age tribes they are asked to admire, our children are now taught to regard the American past as an incomprehensible destiny as empty of human purpose as the landscape of the moon.

The Success of "Sociology"

With the extinction of political history the educational oligarchy has finally resolved the grand crisis of twentieth-century education: how to prevent the masses from learning what is fit only for their leaders. From the new textbooks, the children of the American republic will never gain knowledge of, or the slightest incentive to participate in, public affairs. Nor will they ever learn from their sociologized texts how to detect "ambition under all its shapes." What the new textbooks teach on every page and with every passive verb is that, for all practical purposes, there is no such human activity as public affairs and no such human motive as political ambition. How can there be when "faceless social forces" make our history and the high and the mighty appear only as the victims of fate? No reader of these degraded texts will ever learn from them how to "judge for themselves what will secure or endanger their freedom." The new textbooks have snuffed out the very idea of human freedom, for that freedom at bottom is precisely the human capacity for action that political history records and that the textbooks are at such pains to conceal. In the "multiracial, multicultural" America of the textbooks every citizen is a tribesman and every tribesman the hapless subject of powers and dominions he does not even know exist. Such is "good citizenship" in the corrupted common schools of contemporary America.

The educational establishment, Fitzgerald concludes, has deprived Americans of their "birthright," a personal loss she sincerely laments, but the judgment scarcely covers the ground. What the political history of the textbooks reveals is that a powerful few, gaining control of public education, have been depriving the American republic of citizens, and popular government of a people to defend it. And the American history textbook, so innocent-seeming and inconsequential has been their well-chosen instrument.

by Walter Karp

What do you think?

Also check out: Lies My Teacher Told Me: Everything Your History Textbook Got Wrong by James W. Loewen

jueves, noviembre 22, 2007

Rights and Responsibilities

miércoles, noviembre 21, 2007

Mensaje de Leo Diaz Urbina

Mensaje de Jorge Santini

Con Fuerza para Vencer!

martes, noviembre 20, 2007

Pedro Rossello para Vencer 2

Mensaje de Pedro Rossello 1

Fred on Hillary Care

Tied Up

"Experience Matters"

lunes, noviembre 19, 2007

Reclamo de Acevedo Vilá a EE.UU.


Reclamo de Acevedo Vilá a EE.UU.


(AP) — El gobernador Aníbal Acevedo Vilá solicitó a Estados Unidos que se enmienden las conclusiones de un informe de la Casa Blanca sobre el status político de Puerto Rico, que en 2005 concluyó que la isla está aún bajo la cláusula territorial de la constitución norteamericana.En una carta enviada el lunes a la secretaria de Estado Condoleezza Rice, el gobernador indicó que de no enmendarse el informe, Estados Unidos debe notificar a la ONU que "mintió o ignoró la relación de Estado Libre Asociado (ELA) que fue instituida en 1953".

Según Acevedo Vilá, es una "gran ironía" que cuando Cuba, Venezuela o Irán han planteado ante la ONU que la relación de Puerto Rico con los Estados Unidos es colonial, su Partido Popular Democrático (PPD) ha apoyado la posición de funcionarios estadounidenses de que la isla dejó de ser un territorio con el establecimiento del ELA.

"Como resultado del insulto y la decepción del informe... no tendré más opción que retirar el apoyo tradicional que le hemos dado a los Estados Unidos ante las Naciones Unidas sobre este asunto", advirtió.El PPD promueve un ELA con más poderes. La isla cuenta con otros dos partidos: el Nuevo Progresista, que promueve la anexión total a Estados Unidos, y el Independentista Puertorriqueño, que apoya la soberanía política."Existe apoyo histórico, legal e internacional para unas conclusiones diferentes. Existen suficientes trabajos académicos que sostienen la validez de un ELA nuevo o enmendado como un status no territorial, ambos bajo la Constitución de los Estados Unidos y de las leyes internacionales", opinó Acevedo Vilá.

El mandatario envía la misiva a Rice en momentos en que las autoridades estadounidenses están a punto de concluir una investigación sobre supuestas irregularidades en sus campañas políticas pasadas.La isla es un territorio de Estados Unidos desde 1898 y los nacidos en Puerto Rico ostentan la ciudadanía estadounidense desde 1917. Tiene cierto grado de gobierno propio, pero mantiene una moneda, defensa y comercio común con Estados Unidos.

Además, muchas leyes federales aplican a Puerto Rico, aun cuando los boricuas no tienen derecho a votar para elegir al presidente estadounidense.El país tiene un delegado en el congreso estadounidense que tiene voz, pero no voto.

Se aparta Fortuño de apoyo al Gobernador

Se aparta Fortuño de apoyo al Gobernador

Por: Mara D. Resto Vélez
EL VOCERO

Aunque asegura que nadie debe desearle mal a otra persona, el precandidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP), Luis Fortuño, no coincidió con los alcaldes azules que recientemente dieron muestras de apoyo y solidaridad al gobernador Aníbal Acevedo Vilá."Mi opinión es que nadie le debe desear mal a otra persona y menos en su carácter personal, sin embargo, nadie está por encima de la ley, ni siquiera el propio Gobernador de Puerto Rico", indicó. Para el Comisionado Residente en Washington, es irrelevante el dato de que sea el gobernador de Puerto Rico la persona investigada, y mucho menos, que pertenezca al Partido Popular Democrático. Según éste, la "justicia no tiene colores", por lo que en este momento las instituciones federales de ley y orden se encuentran haciendo su trabajo, investigando al Primer Mandatario del País.

"Las instituciones de ley y orden federal han hecho y hacen su trabajo aún cuando implique a personas de otro partido y de hecho, Aníbal Acevedo Vilá, que ha estado haciendo expresiones en contra del FBI, aplaudía ese tipo de investigaciones cuando los implicados eran miembros del PNP", recordó Fortuño, quien ayer participó de la reinauguración del Comité Municipal de Camuy junto al alcalde de ese municipio, Edwin García, y su compañero de papeleta, Pedro Pierluisi.Fortuño le advirtió al Ejecutivo que si él cree que su investigación se ha prolongado demasiado tiempo, debe tomar en cuenta que el Gran Jurado que indagó el caso del pelotero de Grandes Ligas Barry Bonds, tardó cuatro años en hacer su investigación.Por su parte, Pierluisi subrayó que hay que diferenciar la amistad que pudiera unir a los alcaldes con el Gobernador, de las responsabilidad que tiene Acevedo Vilá como primer mandatario del País.

Este criticó las expresiones que hizo el Gobernador en contra de la Fiscalía federal y aseguró que ningún penepé puede validarlas."Yo puedo entender que por razones de amistad algunos líderes del PNP se solidaricen con la pena y los momentos difíciles que está pasando Aníbal Acevedo Vilá y sus familiares inmediatos, pero la amistad es una cosa y otra cosa es la responsabilidad pública que tiene Aníbal Acevedo Vilá como gobernador de Puerto Rico", señaló.Según indicó, Acevedo Vilá hizo expresiones "antiamericanas" al despotricar contra las autoridades federales en Puerto Rico, y el problema de ello, según Pierluisi, es que afecta la relación que pueda tener la Isla con los Estados Unidos.

Para éste, el Gobernador no puede desligarse de su puesto, por lo que debió ser más comedido al hablar sobre el Gran Jurado. "Cuando sepamos a quiénes acusan y por qué delitos, entonces vamos a tener que pedirle a Aníbal Acevedo Vilá que le rinda cuentas al Pueblo por eso. El tiene que responder como gobernador de Puerto Rico por la comisión de cualquier delito que se haya cometido en sus campañas políticas", dijo Pierluisi.

domingo, noviembre 18, 2007

Todo comenzó en un hotel


Todo comenzó en un hotel

Según el diario de Filadelfia, el FBI entiende que el vínculo de Acevedo Vilá con Cándido Negrón y Robert Feldman se inicio con un desayuno en el Four Seasons

Por John Shiffman / The Philadelphia Inquirer

A continuación el artículo investigativo que publica hoy The Philadelphia Inquirer sobre la pesquisa al gobernador Aníbal Acevedo Vilá.

FILADELFIA - Las recientes investigaciones del FBI sobre corrupción han atrapado a funcionarios públicos, contratistas y banqueros de Filadelfia, y han quitado brillo el legado del alcalde John F. Street.

Pero el pez más grande en el anzuelo podría ser alguien que vive a 1,500 millas de Filadelfia: el Gobernador de Puerto Rico.

El gobernador Aníbal Acevedo Vilá, quien atrajo la atención del FBI después de recibir suspicazmente grandes contribuciones de Filadelfia y de South Jersey, podría enfrentar cargos en una fecha tan cercana como el 28 de noviembre, según dijeron personas conocedoras del caso.
El FBI está tratando también de presentar alegaciones de apropiación ilegal y uso indebido de fondos de campaña, y pagos secretos para anuncios de televisión destinados a eludir las leyes de financiamiento de campañas.

Otra figura central en el caso es un dentista del condado de Delaware que recaudó decenas de miles de dólares para el Gobernador. Los agentes están tratando de determinar si él intentó ayudar a comerciantes de Filadelfia con contratos en Puerto Rico.

Las conexiones de Filadelfia con Acevedo Vilá, y las noticias del gran jurado, han nublado el intenso escenario político de la Isla por más de un año, generando grandes titulares y rumores en programas de radio y televisión.

Los periodistas vigilan rutinariamente al gran jurado, filmando a los testigos cuando entran al tribunal de justicia, incluyendo a muchos de Filadelfia.

La controversia hasta se ha visto enmarañada con el Departamento de Justicia de Estados Unidos en Washington -planteando interrogantes sobre si el senador por Nueva Jersey, Bob Meléndez, un aliado de Acevedo Vilá, trató de obstruir la confirmación de la jefa de Fiscalía Federal en la Isla, Rosa Emilia Rodríguez.

La semana pasada, Acevedo Vilá convocó una conferencia de prensa especial y dijo que él creía que la investigación estaba llegando a su final.

De ser acusado, prometió combatir los cargos y postularse para la reelección el año próximo: “Esta investigación hace tiempo que dejó de ser sobre la búsqueda de la verdad... Esta investigación se ha convertido en un deseo obstinado de buscar algo, algo que me puedan achacar”.

Desayuno inolvidable...

La historia del FBI de cómo Acevedo Vilá se vio enredado en la investigación empieza una mañana de enero de 2002, en el Four Seasons Hotel, en Filadelfia.

En aquel entonces, Acevedo Vilá era el comisionado residente de Puerto Rico en Washington, pero tenía aspiraciones de convertirse en gobernador.

Su desayuno de recaudación de fondos en 2002 fue patrocinado por dos hombres del área de Filadelfia, Cándido Negrón y Robert M. Feldman.

Negrón, un dentista de Glen Mills con nexos familiares puertorriqueños, admiraba y esperaba emular a Feldman, un ejecutivo de seguros y avezado recaudador de fondos para los demócratas que había conseguido millones de dólares para personajes tales como el gobernador Ed Rendell, el alcalde Street, el senador Bob Casey y el ex gobernador de Nueva Jersey, Jim McGreevey.
Negrón cayó en cuenta de que podía ganar mucho más dinero en contratos de seguros para el gobierno que reparando dientes. Con la ayuda de Feldman y el confidente de Street, Ronald A. White, Negrón prosperó.

Negrón tenía la conexión con Acevedo Vilá. Los dos hombres, cada uno en sus avanzados treinta, se habían reunido en círculos demócratas en Filadelfia y en Washington.

Feldman prestó su nombre -y trajo algunos contribuyentes adinerados- a la recaudación de fondos de enero y a otra al mes siguiente. En conjunto, recaudaron alrededor de $50,000.

Negrón entregó las contribuciones a Acevedo Vilá durante varias comidas, dijeron las fuentes, incluyendo una en Le Bec-Fin, cerca de Rottenhouse Square, y otra en Citronelle, en Georgetown.

Con zapatos y trajes baratos

“¿Y qué”, dijo una persona allegada al Gobernador. “Ellos le compraron comidas y usaron fondos eleccionarios para comprar trajes. Hay que comprender que nuestros gobernadores anteriores eran acomodados. Él es de clase media. Él usaba zapatos de $48 de Thom McAn y trajes de Sears”.

Para 2004, la campaña de Acevedo Vilá informó que había recaudado un total de $800,000; $180,000 de Filadelfia y South Jersey, una cantidad que más tarde asombraría e intrigaría a los investigadores.

¿Por qué un político puertorriqueño habría de tener tantos amigos generosos en Filadelfia?
Los investigadores volaron a Filadelfia a mediados de 2005 y empezaron a tocar puertas. Fueron en pos de dos posibles delitos.

Primero, buscaron posibles “contribuciones ficticias”, el método ilegal por el cual donantes adinerados evitan los límites del financiamiento de campaña lavando contribuciones a través de nombres de otras personas.

The Inquirer, en un artículo el año pasado, identificó por lo menos a tres de estos contribuyentes que dijeron que Negrón les indicó lo que debían hacer. Bernice Owens, una mujer de 71 años, de Germantown, había contribuido con $5,000 en su nombre. Richard Kenney, un impresor de Woodbury, dijo que Negrón le pidió que emitiera cheques para Acevedo Vilá por varios miles de dólares que le reembolsaron al día siguiente.

Otro contribuyente sospechoso de ayudar a Negrón es Salvatore Avanzato, un antiguo socio comercial y mentor antes de que Negrón conociera a Feldman. Fuentes de información dijeron que Avanzato, quien tuvo una agria disputa con Negrón, está cooperando con el FBI. Su abogado, Michael M. Muskotoff, declinó comentar.

El segundo delito sospechoso es más complejo -y a menudo más difícil de probar. Es lo que en inglés llaman “pay-to-play” -dar dinero de campaña a cambio de futuros contratos gubernamentales.

En aquel entonces, Negrón y Feldman estaban trabajando con White, ahora difunto, una persona de Filadelfia altamente influyente política y económicamente, como asesores de Doral Dental. Esa compañía tenía contratos con dos planes de servicios de salud, Keystone Mercy Health Plan y Health Partners, de Filadelfia. El consorcio asesor de Doral-Keystone les pagó a cada uno de ellos cientos de miles de dólares.

Teléfonos interceptados

Ninguno de ellos lo sabía, pero White se encontraba en el centro de una investigación federal por corrupción.

El FBI tenía interceptado sus teléfonos. Una interceptación telefónica de febrero de 2003, obtenida por The Inquirer, provee una ventana a la relación entre White y Negrón. La misma abre una discusión sobre un documento contributivo de Doral Dental, que calculaba los honorarios ganados en 2002, que luego se cambiaban a viajes de Negrón.

“Se trataba del cumpleaños 40 del congresista (comisionado residente) por Puerto Rico, y yo estuve con él para su cumpleaños en Washington. Y estuve en Puerto Rico”.

White se jacta acerca de un gran negocio, con dinero fácil de obtener, en bares en el aeropuerto La Guardia, de Nueva York. Le dice a Negrón que no debe perdérselo.

White: “Fue formidable, hombre”.

Negrón: “Ahhh”.

Un minuto después, los dos se están riendo por la gran cantidad de dinero que han ganado en el negocio con Doral.

“Asegurémonos de tener otros dos años de esto”, dice Negrón. “Y si puedo lograr otro convenio dental para nosotros, ¿sabes?, uno o dos convenios, estaremos en buena forma”.

Al cabo de 18 meses, White sería acusado junto con otros por cargos de corrupción sobre contratos, pero ninguno de ellos estaba relacionado con Doral Dental. Ni Feldman ni Negrón estuvieron implicados. Ni siquiera fueron llamados como testigos en el juicio que siguió después.
En el caso actual, dijo el abogado de Feldman, Henry Hockeimer, su cliente, suministró al FBI records de citaciones entregadas bajo apercibimiento de desacato, pero no tiene nexos comerciales con Puerto Rico. La única conexión de Feldman con el caso de San Juan, dijo él, es que ayudó a Negrón a llevar a cabo dos recaudaciones de fondos “hace más de cinco años”.

El abogado de Negrón, Francisco Rebollo, no contestó llamadas telefónicas ni mensajes por correo electrónico en busca de comentarios.

Negrón habló y luego calló

Negrón inicialmente cooperó con el FBI, dijeron las fuentes. Pero en junio, según las fuentes, las cosas cambiaron. Negrón se molestó con las preguntas de los fiscales y se salió de una reunión en San Juan.

En una semana, los agentes del FBI en Filadelfia ejecutaron una orden de registro en la casa de Negrón, en Glen Mills.

El propio Negrón no obtuvo ningún contrato en Puerto Rico, pero los agentes están examinando si él ayudó a alguien más a obtenerlos, dijeron las fuentes.

Acevedo Vilá dijo la semana pasada que él creía que Negrón dejó de cooperar con la investigación porque se sintió “presionado... a decir cosas sobre el Gobernador que no eran ciertas”.

El caso ha llegado también al Capitolio federal como parte de una investigación del Comité de lo Jurídico de la Cámara de Representantes relacionada con la controversia nacional sobre el desempeño del Departamento de Justicia por las alegaciones que hicieron los demócratas de investigaciones originadas por intereses políticos.

El portavoz del Departamento de Justicia, Peter Carr, dijo: “Ha sido, y sigue siendo, práctica del departamento investigar y acusar a las personas que violan la ley federal, independientemente de su afiliación política”.

Acevedo Vilá señala que la fiscal federal en San Juan, Rosa Emilia Rodríguez, está aliada con su probable opositor republicano en la campaña reeleccionaria del año próximo, Luis Fortuño. El FBI ha abierto también una investigación no relacionada por corrupción contra Fortuño, pero Rodríguez se ha recusado a sí misma del caso.

La situación se puso tensa este otoño, cuando Rodríguez fue nominada para convertirse en fiscal permanente de Estados Unidos en San Juan. Menéndez, el aliado del gobernador, usó una maniobra procesal del Senado de Estados Unidos para demorar el nombramiento, según informes publicados. Un portavoz del demócrata por Nueva Jersey no contestó el viernes las llamadas telefónicas ni los mensajes por correo electrónico.

Mientras tanto, la investigación parece estarse moviendo rápidamente hacia su conclusión.
El miércoles, el abogado de Acevedo Vilá, Thomas C. Green, se reunió en privado con Rodríguez y altos funcionarios del Departamento de Justicia en Washington. Fue la clase de reunión típica de un importante caso de corrupción, en la que el abogado de la defensa obtiene una última oportunidad para tratar de detener una acusación.
Después, todo el mundo rehusó comentar.

sábado, noviembre 17, 2007

AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO

AL PAN, PAN Y AL VINO, VINO
Por: Ismael Castro Negrón

Para Perspectiva Estadista


Es un feo espectáculo de palabrería hipócrita de Representantes y Senadores, hablando de un panorama y escenario político, donde casi lo único que desean es exculpar al Presidente del PPD. Este tipo de actitudes lo que les crea es problemas y continúan restando credibilidad ante nosotros el pueblo soberano. No es que nadie destile odios y ansias de desquite. Es dejar bien claro, que nadie puede emprenderla contra los principios constitucionales y legales. El fin no justifica los medios. Los afanes políticos contrarios a los principios de igualdad ante las Leyes, Ley y orden e son vitales para nuestro estilo de vida, nuestras instituciones y nuestro sistema Democrático.

Hay quienes creen que al llegar a ser políticos, Representantes y Senadores, posan de inmediato a ser un grupo de intocable, nobles y privilegiados. La forma en que hablan nuestros políticos ralla en lo mismo que ha destruido a los que estan hoy confrontando problemas y los que han confrontado la justicia.

Problemas y confrontándolos. Dos palabras únicas y bien clarititas… ¿Porque?, Porque algo nos dice a todos que se trata de eso, ninguno de nuestros políticos puede estar jorobando con la verdad y la justicia. Si en verdad son estadistas, quieren la Estadidad y tienen propia disciplina, que lo demuestren en el foro. Si son y dicen ser genuinamente Buenos Puertorriqueños, respeten las leyes. Si son parte de los Estados Unidos y un territorio en Ley y orden, no pueden manipular ni una sola neurona para disminuir o degradar esos principios.

Se presentan con palabrería hueca, que recrimina por momentos y echan para atrás en un segundo. Retroceden, con elocuente insensatez y excusillas. Tienen la intención de autoprotegerse de la crítica. Son capota y pintura de sus imágenes. Dan la apariencia, pero no el serio espécimen de ser político, hombres serios y son prototipos históricos del hipócrita con titulo vació y supuesto listo.

No me digan, que ese campo tan pequeño, es lo único que les importa. ¿No se atreven ser genuinos? Estos son los que no tienen claro lo que es sostener principios. Son los que por dentro, aunque no se les diga, nadie les cree. Estos no son Ángeles y querubines. ¿Que pasa?, ¿Que es lo que quieren proyectar?, con el gobernador pretenden reinterpretar las Leyes. Son de los que dicen suéltelo y déjelo que se burle de las Leyes, y los que tiran la piedra y esconden la mano. Hay secciones son alivio en el horizonte.

Si el Gran Jurado tiene algo sustancial, que lo procese y que como cualquier hijo de vecino que lo diluciden. Prefiero ver a un Aníbal Acevedo Vila, salir de la corte como un Pedro Rosselló González, si es exculpado, sin caso y exonerado, que no un protegido político que burla a su propio pueblo.

Hay que tener AGALLAS Y HAY QUE TENER HONESTIDAD, COMO LO DEMOSTRO EL DR. PEDRO ROSELLÓ GONZALEZ. Falta que hace establecer eso en nuestra infraestructura POLITICA. Se venden como afligidos, preocupados y hasta quieren aparentar que se sienten apenados. No los escucho sentirse en posición de exigirse y exigirle a cada político escrúpulos y decoro.

Es que acaso, ¿Se trata de lo contrario?, ¿Qué, tampoco poseen Decoro? Ha llegado el momento de confrontarnos. Populares y PNP. Populares que teniendo Reglamentos titubean y tiran un perímetro Cerrado, contra su propio sistema de organización y principios. Lo mismo le pasa a los que en el PNP hacen lo mismo e imitan lo malo de sus adversarios políticos.

Nos hemos percatado de quien es quien con sus acciones, nos hemos dado cuenta en el pueblo, seguro, estamos de que van a recibir su "castigo seguro" de un pueblo democrático, libre y justo. Jueguen sigan jugando, a los Hipócritas, a los buenos para nada y terminaran con un buen sablazo. Tarde o temprano estarán, fuera de juego, o quizás por encubrimiento de presos. Es que no aprenden.

El partido popular ha recogido lo que ha sembrado. El velorio de Puerta de Tierra el 15 de noviembre de 2007, frente en su edificio central es una expresión de múltiples sensaciones entre sus seguidores. Pero prevalecen los que le mienten a su gente. Más no estarían en esa situación si hubiesen entendido "Que no se puede ser malvado." Eso les grito, Don Luís Muñoz Marín, Canallas, porque se comportan con instintos malvados.

Ese germen les persigue desde adentro, destructivo, corrosivo. Lo han utilizado contra figura como El Jíbaro de Tabonuco, licenciado, Luís Negrón López, en el pasado, fue vilmente perseguido y victima de estos que no respetan la regla básica. No son buenos de veras.

No cave duda que su dirigente, comenzó una lucha de ataques, contra es Ex Gobernador Carlos Romero Barceló, demonizo junto a Silá Calderón la oposición y continuo con los Federales. Se rodeo de un grupo de altaneros autócratas y ambiciosos, que han prevalecido y han dominado. Tampoco se detienen ante sus intereses particulares y económicos.

El capitulo en el que se fabrico un cuento de entrega de dinero por soborno, fue una forma directa, sin escrúpulos y obra directa, en la que un Chofer y un candidato Popular, derrotado del Pueblo de Salinas, se determino era un claro perjuro, como resultado de una operación ficticia, concluyo con una reprimenda y un señalamiento publico por serias injusticias antitéticas contra El Licenciado y hoy Gobernador, Aníbal Acevedo Vila. ¿O es que también van a negarlo?

Si bien la derrota de Romero y el PNP en las elecciones fue producto de un embuste fabricado, y no estan dispuestos a rectificar en nada, de nada les sirvió el que no se desaforara a Don Aníbal Acevedo Vila. ¿Llora ahora? El autoritarismo de la soberbia implacable que demoniza a todos y cada uno de los miembros del PNP. Atacan y despojan tomando todo puesto a su paso. No importa si es popular decente y tiene sensatez, como norte, ese también tiene que salir del medio.

El fundador de la Agencia de Publicidad Lopito, Ileana & Howie, Howie De Jesús y el presidente de la referida empresa, Carlos "Pepe" Rodríguez al igual que la contralor Noemí Díaz de Lopito, Iliana, han tenido que comparecer ante el gran Jurado. Toda una ganga de propaganda, se ha utilizado y se han encargado del ataque propagandístico sin precedentes y de apariencia inofensiva.

Corruptos eran todos los PNP. Los que lloraron por los abusos y la persecución de sus familiares. Eso lo realizo el Gobierno de Puerto Rico. NO el De Los Estados Unidos. La campaña contó con una unidad Izquierdista, bien atrincherada. Bien camufla jada, El "Blue Rebound Committee", Del Palo que sabemos y conocemos su corta duración y movimientos. Sabemos cual fue su objetivo real y político, fríamente calculado.

La arrogancia endureció a tal grado, se asalto Tribunales la figura del fiscal especial y el Colegió de abogados al igual que el Departamento de Justicia, se convirtió en el instrumento de selectividad de investigaciones para amedrentar y desbandar a los pro Americanos.

Todo por poder, con apariencia de justicia y se acuño la frase de Castigo seguro. "En privado era, a los PNP, dale duro" A todo los niveles, el que se considera enemigo del poder esta en desgracia. Se mofan, se jactan, se pavonean y te acusan, te ame- Amedrentan o te amenazan. Es cómplice de toda esta trama que el país conoce, el mismo Partido Popular, sabe que es lo que han hecho y es la verdad. Verdad que ahora tiene la intención de negar, encubrir y excusar. Veremos si el Pueblo los exonera.
Se les pasó factura con el caso de Filiberto Ojeda Ríos as los federales, se puso en duda por politiquería las acciones federales, se mantiene una clara actitud de Choque. Eso se permitió en Viequés y el gobernador afirma directamente, en un desafió, diciendo que aquí mandamos nosotros. ¿Por qué? ¿Y Para QUE? Ser saco a la Marina se atrincheraron incluso ayudados por "PNP" con genuino ANTI- Militarismo y por cobardes.

No conforme con atacar implacablemente la emprendió el y Silá Cardaron, contra el Dr. Pedro Rosselló González. Razones fanatismo sectario y político, y el reconocí- miento de este es un hombre, con un poder personal y carisma, que daña echa abajo y detiene la camarilla conspirativa, atrincherada en el simbolismo histórico del inmovilismo en la infraestructura del ELA.

Esa es verdad. Si en verdad el Gobierno Federal tiene pruebas y va a procesar delitos, todos tenemos que determinar, si estamos del lado de la Ley y el Orden o estamos en contra ese orden y esa Ley. Esto es fundamental y se tienen que morder la lengua, fanática partidista y hablar con la conciencia democrática quienes respetan esa Ley si es que la respetan. Está bueno ya de estupideces y changuerías politiqueras. Si son culpables déjese de hacer lo que por tanto tiempo han hecho, padrinazgo y favorzuelos e injusticia. Al Pan, Pan y Al Vino, Vino.

viernes, noviembre 16, 2007

Constitución ELA : (Proceso de Residencia)

Constitución ELA : Art. III Sección 21. (Proceso de residencia)

La cámara de Representantes tendrá el poder exclusivo de iniciar proceso de residencia y la concurrencia de dos terceras partes del número total de sus miembros formular acusación. El Senado tendrá el poder exclusivo de juzgar y distar sentencia en todo proceso de residencias; y al reunirse para tal fin los senadores actuaran a nombre del pueblo y lo harán bajo juramento o afirmación. No se pronunciará fallo condenatorio en un juicio de residencia sin la concurrencia de tres cuartas partes del número total de los miembros que componen el Senado, y la sentencia se limitará a la separación del cargo. La persona residenciada quedará expuesta y sujeta a acusación, juicio, sentencia y castigo conforme a la Ley. Serán cusa de residencia la traición, el soborno, otros delitos graves, y aquellos delitos menos graves que impliquen depravación. El juez Presidente del Tribunal Supremo presidirá todo juicio de residencia del gobernador.
Las Cámaras legislativas podrán ventilar procesos de residencia en sus secciones ordinarias o extraordinarias. Los presidentes de las cámaras a solicitud por escrito de dos terceras partes del número total de los miembros que componen la Cámara de Representantes, deberán convocarla para entender en tales procesos.

jueves, noviembre 15, 2007

Desmienten reunión entre Mukasey y Green

Desmienten reunión entre Mukasey y Green

(AP) — El Departamento de Justicia de Estados Unidos rechazó hoy que el recién juramentado secretario, Michael Mukasey, se haya reunido en la víspera con el abogado del gobernador Aníbal Acevedo Vilá.Peter Carr, director de Asuntos Públicos del Departamento de Justicia federal, aseguró a Prensa Asociada que no son correctos informes publicados por The New York Times que señalan que Mukasey se reunió el miércoles con el abogado Thomas Green, horas después de su ceremonia de juramentación.‘‘El Secretario de Justicia no se reunió con el abogado’’, dijo Carr a la AP.

El gobernador puertorriqueño es investigado por la fiscalía estadounidense en la Isla por supuestas irregularidades en el financiamiento de sus pasadas campañas eleccionarias.Empero, Green sí se reunió el miércoles con funcionarios de la fiscalía de San Juan en la sede del Departamento de Justicia en Washington, pero ninguna de las partes dio detalles de los temas discutidos en el cónclave.Carr dijo que la agencia tampoco hace comentarios ‘‘sobre ninguna investigación específica ni sobre reuniones internas’’.Defendió la pesquisa federal que se realiza bajo el timón de la jefa interina de la fiscalía estadounidense en Puerto Rico, Rosa Emilia Rodríguez, quien tiene 19 años de servicio, así como de la fiscal María Domínguez que ha estado trabajando en el departamento durante 17.Recordó que, en los últimos 10 años, Rodríguez ha tenido también a su cargo ‘‘el enjuiciamiento exitoso de altos miembros’’ del Partido Nuevo Progresista (PNP).La fiscales Rodríguez y Domínguez tampoco emitieron comentarios sobre la reunión.

‘‘La fiscal Rosa Emilia Rodríguez se encuentra en gestiones oficiales fuera de la oficina’’, dijo el jueves el fiscal auxiliar de la División Criminal, José Ruiz, quien declinó revelar si su jefa está en Washington.Por su parte, Acevedo Vilá insiste en que no cometió ningún delito y ha atribuido motivaciones políticas a la pesquisa en su contra.El Gobernador aseguró que no le tiene miedo a las autoridades federales y advirtió que no renunciará a su cargo, ni a su candidatura a la reelección.

¿DEFENSAS SELECTIVAS?

¿DEFENSAS SELECTIVAS?

Por: Ismael Castro Negrón
Para Perspectiva Estadista

Sr. Gobernador, su DEFENSAS SELECTIVAS. Es tan selectiva como la que utilizo el Departamento de Justicia, para encausar a Pedro Rosselló González, CON ACUSASIONES SELECTIVAS. Esperamos que todo el pueblo y Fiscalia Federal estén equivocados. Nuestro análisis a partir de septiembre de 2006, nos indica lo contrario. ¿Porque arremete de Frente, si no le han radicado cargos? Acaso esto es parte de una estrategia para desestabilizar el territorio. Es acaso un intento por encubrir lo ocurrido y de paso usted radicalizar la situación local. ¿Usted Juro defender las Leyes Locales y la s Federales? ¿Lo ha olvidado o lo ha suprimido?

Usted como Gobernador, Abogado y Ex-presidente de la Cámara de Representantes, conoce el termino defensa selectiva u acusaciones selectivas, es técnica de abogados. Inequívocamente invoca para minar credibilidad e imputaciones y afirmar que los fiscales Federales mantienen una presunta actitud selectiva para que un Gran Jurado levante acusaciones para procesarlo. Se tratata de delitos.

De igual forma tildó de irónico que Fulgencio Correa, Ex-Administrador de La Fortaleza y del PPD, (Partido Popular Democrático), con cercanía al gobierno, al Partido Popular y a usted, de beneficiarse personalmente y sea quien reciente recibiera inmunidad otorgada, para decir precisamente lo que conoce de esa cercanía de que usted admite.

El 12 de noviembre de 2006, dio usted un extenso discurso y citamos las fuentes periodísticas de lo que usted expreso: "Acusa a Fiscalia Federal de "manipular y presionar testigos en contra suya, y de no investigar irregularidades en las campañas políticas de otros candidatos, incluida Silá M. Calderón."En esa prepotencia, en esa actitud de entender que a ellos nadie los puede detener en Puerto Rico, aquí han manipulado la información que le dieron al gran jurado, han intimidado testigos''

Le indigesta la inmunidad y a todo el Partido Populares le debe estar indigestando de igual forma con lo que observan, usted maneja para su defenza y los los intereses de los autonomistas y antiamericanos. Gente que a usted le sirven, que incluso aparentemente con el único propósito de ganar eleciones y sostener poder,violentan lo que sea, por tal imponer voluntad autocrática, con el único objetivo de parar la Estadidad, aun mintiendo y comiendo fuego.

Semejante posición es la misma que se le exigía a un miembro de la GESTAPO Alemana bajo el régimen Nacional Socialista (NAZI). Es lo mas grave que le a ocurrido a un al sector del Pueblo, al que usted representa. Ese chivo expiatorio, el Sr. Fulgencio Correa, es ejemplo vivo de lo que queda del descuartizado becerro a sacrificar. Se quiere suprimir inclusive sin que el pueblo conozca, lo que tiene que decir en corte este personaje. Sin estar bajo juramento y sin que los Fiscales indiquen, lo que conoce, sabemos y testifica o del otro lado de la moneda, lo que deb, puede exponer públicamente y debe explicar a todo el Pueblo de Puerto Rico.

Continúen con ese espectáculo. El verdadero lo tendremos pronto. Antes de que lo procesen. Usted procesa públicamente a sus agentes populares, a los seguidores de La Republica Asociada. Lo hace una vez no son utiles. Tambien condecórelo, con la estrella solitaria de la Republica cuando callan y cuando se prestan para esatas patrañas. Ese trabajito sucio se le ve la costura. Con el argumento de selectividad, se intenta desprestigiar e incluso argumental y persuadir a los Federales, a que no lo proceseny desvia la atención publica, para "balancear", como dice uno de los politólogos, asistentes del Territorio, a fin de mitigar y realizar reparación de daños.

Sierren filas, monten este espectáculo, continúen con la trama. Conoce usted demasiados detalles de la Investigación, de igual forma en el pasado, se filtraba la información de los procesados. Se acuerda de Maravilla juraron y perjuraron con alrededor de 25 millones de dólares del Pueblo contra Carlos Romero Barceló, para tratarlo como un criminal. Esa campaña lo que intentaba no era vindicar a los Jóvenes Muertos y eso se difundió como muy atinado y correcto por su partido.

Ahora usted nos viene con el sanquinvaque, de lo distinto. Esta mal que lo investiguen y conociendo como usted conoce las leyes, habla de manipulación cuando usted sabe que al presentar prueba y disponer de la misma, puede interrogar y contra interrogar para demostrar y refutar. Puede replicar y demostrar, eso que usted juzga en la prensa. Es más difícil levantando su mano derecha, bajo juramento y demostrarlo. ¿Por qué?

Si inaudito resulta para su propio partido el estado en que se encuentra, la institución partidista, es igual de inaudito e incluso similar a la situación que sus subalternos ejecutaron, alrededor de sus adversarios políticos. El llamado acoso Popular contra el PNP. Se acuerda Dios, no se queda con "na" de nadie. Lo que usted llama manipulación Federal es su producto y su defensa selectiva anticipada.


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